viernes, 27 de agosto de 2021

Un sueño

 

De actualidad



Esta noche he soñado una cosa extraña, de esas que solo pasan en la imaginación.  Aquí va:

La semana pasada, me dijeron que en el local que hay al lado de casa (se ve la mitad de la puerta en la foto), en Campo, y que usamos como cuarto trastero, habían encontrado caca de ratón.  Me entró el pánico. ¿Ratones? ¡No puede ser! ¡ellos o yo! Me vino a la cabeza una vez que siendo niña estaba sola en casa y me pareció oír uno. Salí corriendo al medio de la carretera y allí me planté a esperar que llegara alguien de la familia.  Pensé que era el sitio más seguro, pues los vería venir (a los ratones). Mis padres no pensaron lo mismo (respecto a la seguridad de la carretera) y me echaron una bronca.
Bueno, volviendo al sueño, decidí ir a Campo a ver cuál era el problema.  Al llegar a la altura de lo que fue el cine Cumbre, el chofer (que no se quién era) y yo nos dimos cuenta de  que algo raro pasaba. La calle San Antonio estaba llena de papeles varios, que volaban de un sitio a otro llevados por un viento de tormenta. Todo estaba sucio y a medida que avanzábamos hacia casa nos topábamos con objetos dispares que eran arrastrados de un lado a otro, provocando fuertes ruidos, que sobresaltaban. El cielo estaba poniéndose cada vez más negro y presagiaba una inminente tormenta. Con dificultad llegamos a casa, entré y, como siempre hago, subí al primer piso a mirar por la ventana. Desde allí se veía toda la calle del Ballo y el Turbón. Y, no me lo podía creer...


La calle del Ballo, que comunica a través del arco de casa con la calle San Antonio, presentaba un aspecto espectacular. En el cielo brillaba un sol estupendo sobre un azul intenso y la cantidad de gente que la ocupaba, paseaba sonriente y relajada, en plan festivo. Sonaba una música alegre y las parejas iban cogidas del brazo, mientras los niños correteaban a su alrededor.
Bajé corriendo a la calle y me dispuse a atravesar el arco de mi casa para ir  a la calle del Ballo y veo, para sorpresa mía, que estaba cerrado el paso. Un cartel muy cutre anunciaba "Puesto fronterizo. Control Covid". Le pregunté a un guardia con bigote que había allí:
- Oiga ¿qué es esto? ¿no puedo ir a la calle el Ballo? Y, ¿quién les ha dado permiso para construir este tenderete?
- Vd. ¿qué quiere, señora? - me interrogó  a su vez el guardia, con cara de pocos amigos.
- Pues pasar a la calle el Ballo - le respondí.
- Enséñeme el pasaporte Covid - me dijo, haciéndome un gesto con la mano.
- En papel no lo llevo, pero tengo ya las dos dosis de la vacuna puestas....
- Necesito ver su pasaporte Covid... - respondió el tipo imperturbable.
- Por favor, mire Vd. lo que necesite en mi móvil, verá que ya estoy vacunada... Es que yo no se dónde está ni encuentro nada... Me lío con el teléfono... ¡Por favor! - le supliqué.
- Cuando lo tenga, vuelva. Y ahora, deje pasar, por favor, que hay gente esperando.

¡Menos mal que me he despertado! Porque en la calle San Antonio el viento seguía rugiendo y las nubes negras del cielo se mostraban muy amenazantes.



1 comentario:

  1. ¿Me podrías dar el horario de apertura de la Colección de hueveras? ¿El domingo está abierto?

    Como estamos en Ainsa no nos cae lejos...

    Rodrigo

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