miércoles, 30 de septiembre de 2020

 

Campo


Origen de los Aventín de Campo

 

 

Escudo de los Aventín de Campo

   

El apellido Aventín no es muy frecuente en España. Los que aparecen en nuestro estudio están localizados en algunos pueblos altoaragoneses, como, Barbaruens, Campo, Foradada, Graus, Güel y Puebla de Roda, aunque, probablemente, debe existir en otros lugares. Creemos que el apellido de nuestra tierra tiene su origen en el santo galo San Aventín de Aquitania.

Esto es, brevemente expuesto, lo que hemos descubierto como resultado de nuestra investigación.

  

En Francia se veneran:

 

Saint Aventin de Chartres, obispo de Chartres. Se retiró a Chateaudun y allí vivió como eremita, falleciendo en el año 520.

 - Saint-Aventin de Tours,  nacido en Inglaterra a mediados del siglo XII. Fue discípulo de santo Tomás de Canterbury con el que acudió al concilio celebrado en Tours (Francia) en el año 1163. Cuando fue asesinado santo Tomás, se instaló cerca de Tours, en Saint-Pierre de Vençay, donde vivió haciendo penitencia. Gozó de tanta fama que al morir en 1180  los habitantes cambiaron el nombre del pueblo por Saint-Aventin.

 - Saint Aventin de Troyes, limosnero del obispo de Troyes hasta que se retiró a vivir como ermitaño, en un lugar que tomó después el nombre de Saint-Aventin. Murió alrededor del año 538.

Saint-Aventin. Francia. M. J. Fuster

  - Saint Aventin de Aquitanie, nacido el año 782 en el pueblecito Saint Marie, a 5 km. de Luchon, en el valle de Larboust. Su familia pertenecía a la oligarquía local. Siendo joven se retiró a hacer penitencia a una ermita. Lo musulmanes lo decapitaron y, desde el primer momento, se le atribuyeron milagros. Cuenta la leyenda que después de haberle cortado la cabeza, él mismo la cogió entre sus manos y caminó durante unos metros, hasta que cayó al suelo, donde fue enterrado. Este milagro se atribuye a los santos a quienes se les da el nombre de cefalóforos, aquellos que, después de haber sido decapitados, sostienen su propia cabeza entre las manos. El escudo de los Aventín lleva una cabeza decapitada.  

Saint-Aventin (Francia). M. J. Fuster


Ribagorza:

En el siglo X, Bernardo Unifredo entró en Hispania para hacer frente a los musulmanes, por mandato de Carlos el Simple, de la dinastía carolíngea. En el año 916 consiguió la expulsión del valle de Isábena de las gentes que obedecían al caudillo oscense y logró independizar la Ribagorza del Pallars.


Roda de Isábena. M. J. Fuster.


A mediados del siglo X se creó la sede episcopal de Roda de Isábena, dependiente de la mitra de Narbona. Se reedificaron monasterios que se pusieron bajo la autoridad del obispo rotense, como el de Obarra, y se crearon nuevas iglesias.

La repoblación de las zonas que habían quedado desiertas tras la ocupación musulmana, en un primer tiempo se llevó a cabo  de forma espontánea, por hombres que ocupaban y señalaban la tierra que iban a cultivar, instalándose allí con sus familias. Este sistema se conocía como aprisio o  presura y permitió que poco a poco se fueran repoblando las áreas del Urgel, Pallars y Ribagorza.

 Se incentivó a la población del sur de Francia, especialmente a los hispani (refugiados en suelo francés de origen español) a colonizar las tierras del norte de la Península. Eran hombres libres que, a cambio de la libertad de la que gozaban, tenían que hacer frente a su propia defensa y atendían por si mismos a la construcción y dotación de un lugar de culto en los lugares donde se asentaban.

Saint-Aventin (Francia). M. J. Fuster

 

En Francia en el siglo XI, se encontró el lugar donde estaba enterrado el cuerpo de San Aventín de Larboust. Hacía tres siglos que había sufrido martirio y era muy venerado por sus paisanos, pero se desconocía el lugar de su sepultura. Cuando se descubrió, se levantó allí mismo una ermita y en Saint Marie, en el lugar donde el santo nació y vivió con sus padres, se edificó una iglesia que le fue dedicada. A partir de entonces se cambió el nombre del pueblo y pasó a llamarse Saint Aventin.

En la Edad Media se manifestó una gran devoción por los santos locales y, no es de extrañar que los franceses que cruzaban los Pirineos, introdujeran el culto de sus santos en los lugares donde se instalaban.

La instauración  del culto  de San Aventín se  llevó a  cabo durante la colonización de las tierras desiertas de Ribagorza, como lo muestran algunas pequeñas iglesias construidas entonces.  Esas primitivas iglesias se encuentran todas a pocos kilométros de la frontera. Desde el pueblo de Saint Aventín, en Francia, llegarían cruzando el Puerto de Benasque, paso natural entre Francia y España durante siglos. Las iglesias al santo datan del siglo XI o XII y fueron vinculadas al monasterio de Obarra. Podemos citar:

 

Saint-Aventin a la izquierda de Bagneres-de-Luchon
- Bonansa: la ermita se alza en la cumbre de un cerro  y está considerada la iglesia más antigua dedicada a San Aventín, de origen castrense, algunos autores la datan en el siglo XI. 
Sahún: situada en una finca particular en el término de Sahún.
Casas de San Aventín (Huesca). Santiago Ricarte

- Casas de San Aventín: se encuentran al este del pueblo de Torre la Ribera y tienen una capilla de origen románico, muy modificada en el siglo XVI. Están situadas a 5 Kms. de Biescas de Obarra y a igual distancia de Beranuy.

 - Montanuy: alrededor del pueblo se encuentra un monte denominado San Aventín y en su cumbre hay una capilla bajo la advocación del santo. Junto a ella una casa con una capilla, dedicada a la Virgen de los Dolores.

 - Erdao: es una pequeña aldea del término de Graus. Su parroquial es una construcción lombarda del siglo XI dedicada a San Aventín.

  

El dominio de Obarra alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XI, con la ocupación del soberano pamplonés Sancho III el Mayor, que ya había procedido a la conquista de Sobrarbe y la zona del Esera.

Obarra pasó a depender del monasterio de San Victorián, en el Sobrarbe, en el año 1076. Después de algunos años en los que el abad de San Victorián desempeñó también el cargo de prior de Obarra, se pasó  a desdoblar las dignidades de abad y prior, aunque los núcleos más importantes siguieron sujetos a la administración directa de la abadía de San Victorián. Concretamente, Obarra perdió las villas de Magarrofas, Torre la Ribera, Villar, San Aventín, Racons y Brallans, que pertenecieron a San Victorián.

 

Hombres y familias ubicados en torno al monasterio de Obarra, fueron repoblando durante el siglo XI y XII todo el área de Nocellas, Valle de Lierp, Valle de Bardaxí, hasta Campo, en una clara progresión de asentamientos hacia el oeste, acercándose así al nuevo centro de poder: San Victorián.

 

Casas de San Aventín. Santiago Ricarte.

El apellido


Los datos consultados sobre los Aventín instalados en Campo, que durante muchos años llevaron el nombre de San Aventín (con las vacilaciones ortográficas que siempre se daban: Santaventi, Santa Aventi) bien podría ser considerado toponímico, porque hacen referencia al linaje procedente del lugar de San Aventín o las llamadas Casas de San Aventín. Estas casas se encuentran ubicadas, como hemos señalado, en el valle del Isábena, en una solana al norte de Villacarli, a 1180 m. de altitud. Son en realidad dos casas y junto a la principal se levanta (más bien, se derrumba) una iglesia románica, en la que se hicieron importantes transformaciones. Al tratarse de un lugar que pertenecía a una sola familia, aunque vivieran allí otras personas ajenas a la misma,  cuando se instalaban en otros sitios, se hacia referencia a ellos mencionando el lugar de donde eran originarios. Y es que, como en aquella época los apellidos no estaban fijados todavía, cuando se tenía que identificar a una persona se hacía con su nombre de pila y a continuación con la mención del lugar de procedencia.  El escaso número de moradores en el núcleo inicial fue la causa de su débil expansión por otros lugares y de que el apellido se encuentre únicamente en un área geográfica muy reducida.

 

Interior de la iglesia de Casas de San Aventín. Santiago Ricarte 


En el Fogaje de la población de Aragón del año 1495, encontramos mencionados en Campo: Arnalt de Santa Venti, bayle y Domingo de Santa Venti. En Morillo de Liena se cita entonces a Mossén Pedro de Sant Aventi. En el mismo Fogaje, perteneciente a Torre de la Ribera, figura la Casa de Sant Abenti, del lugar de "Sant Abenti". Insistimos en que, aunque la grafía varía, es evidente que se trata del mismo nombre.

Así lo volvemos a encontrar en el Concejo General de Campo, en 1528, en el que figuran: Joan de Sant Aventín, fidalgo y Arnalt de Sant Aventín también fidalgo.

 

Sin embargo, en una dispensa de matrimonio del año 1641, solicitada por Pedro Abentín, de Campo, para casarse con María Pueyo, de Toledo (Huesca), encontramos ya el primer escrito en el que aparece asimilado «Abentín» como apellido y donde ya no se menciona el “san”. No en vano las directrices del Concilio de Trento (1543-1563) fueron determinantes para la fijación de los apellidos, al establecer el sistema de transmisión de los mismos por vía paterna. Además, se estableció la obligatoriedad de llevar los « Cinco Libros » en todas las parroquias, en los que había que hacer constar bautismos, matrimonios, defunciones, confirmaciones y cumplimiento pascual. A partir de entonces, el sistema de identificación del individuo ya no se basaba en el lugar de procedencia u otra seña personal, sino que correspondía al nombre de pila que le daban en el bautismo, más el apellido del padre.

 

En la mencionada dispensa del año 1641, se remontan los datos genealógicos cuatro generaciones, lo que nos permite conocer que Pedro Aventín, el solicitante, desciende de Pedro Aventín, 1° de ese nombre, que vivía en Biescas de Campo (entre las Casas de San Aventín y Campo), y que un hijo suyo, Pedro Aventín, 2° de ese nombre, se instaló en Campo en 1575, donde tuvo un hijo llamado Felipe Aventín, que fue el padre del Pedro Aventín, 3° de ese nombre, el solicitante de la dispensa. 

 

Podemos concluir que, dada la relación de los Aventín de Campo con las Casas de San Aventín y la de este lugar con el santo galo, no se puede negar el origen francés del apellido Aventín. 

 

Santos cefalóforos


Este trabajo lo habíamos presentado en una web que teníamos de Campo, ahora lo traemos al blog para tener toda la información de nuestro pueblo reunida.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Aprovechamiento de la madera

 Materia madre,

Más que prima…



De la madera no se desperdicia nada. En los años 50, 60 o 70 del siglo pasado, que suena a prehistoria pero son los que viví, de la madera cortada y aserrada se obtenían costeros (la parte exterior del tronco), puntas de tronco, trozos irregulares procedentes de la manipulación, serrín, virutas... Algunos de estos residuos se llevaban a las fábricas de papel para transformarlos en pasta de celulosa, con otros se fabricaban chapados y conglomerados; la leña era aprovechada como combustible, así como las astillas, virutas y el serrín, con el que se "cargaban" muchas estufas en Campo. El serrín también era usado para la limpieza en establos y grandes superficies, por su poder de absorción, y también en agricultura tenía y tiene, muchas aplicaciones. 

Desde antiguo, el hombre ha construido con madera, como se ha dicho repetidamente, desde la cuna hasta el ataúd para familia: desde las vigas hasta los techos y los suelos; las puertas, las ventanas, las mesas y las sillas de su casa. La ha utilizado para fabricar utensilios domésticos, herramientas de trabajo, bastones (ganchas) para la gente que caminaba con problemas, carros y tartanas para transportar personas y mercancías.... Y con madera no solo se cubrían las necesidades básicas, sino que con ella se encontraba la manera de hacer la vida más divertida o más bella, como construyendo juegos y juguetes,  obras de arte y artesanía, instrumentos musicales o, incluso, convertida en fuego, acompañar algunas celebraciones, como San Juan o Nochebuena.

En Campo, en el siglo XIX floreció una importante artesanía dedicada a la elaboración de cucharas, con la que se fabricaron miles de ellas, además de otras piezas de uso doméstico, que se comercializaron por toda España y que  dio trabajo y recursos a muchas familias.

Varios vecinos, a lo largo de los años, han tenido su taller de carpintería en Campo, desde donde atendieron las necesidades locales. Y dos serrerías, que trabajaron activamente después de la guerra, hasta poco antes de acabar el siglo pasado, formaron un núcleo industrial que pudo ofrecer trabajo a personas de nuestro pueblo y su entorno.

Y, desde luego, todas estas aplicaciones que se le dan a la madera no pueden hacernos olvidar muchas otras, como son las que proporcionan los troncos de los árboles vivos (corcho, resinas), los frutos, sus hojas... Para concienciar a la sociedad de la importancia de los árboles, en la primera mitad del siglo XIX se popularizó la Fiesta del Árbol, en la que se implicaban escuelas, ayuntamientos y otras instituciones, colaborando todos los vecinos.
   
Carro hecho en Campo. Foto de Antonio Castel

Constructores de carros. Foto de Daniel Mur
Virutas en la serrería Fuster


 

Estufa de serrín

Artesano de Viu en la Feria de la Artesanía

Joaquín de Mur en el Museo de los Bastones


Juego de las Birllas

Barbería miniatura. José Sesé

Daniel Fuster

Pepe Canales


Instrumentos de música

La fogata de Navidad
  
Fiesta del Ärbol (¿1927?)


lunes, 21 de septiembre de 2020

Sin carretera

Carretera de CAMPO a SEIRA CORTADA POR OBRAS


Queremos comunicar que la carretera N-260 de Campo a Benasque, concretamente desde Campo a Seira, quedará cortada al tráfico desde el 1 de octubre al 30 de noviembre. No se permitirá el paso de ningún vehículo, salvo los de emergencia.

Próximamente ofreceremos más información.

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viernes, 18 de septiembre de 2020

La madera del árbol

la LABOR del hombre

La saca.- Una vez cortada la madera en el monte, se arrastraba con machos desde el lugar de la tala a pie de pista, donde se transportaba por cable, tractores, camiones o por el río, hasta las serrerías (o cerca, cuando bajaba por el río).



Una vez en la serrería, la madera se cortaba, se serraba, se transformaba,  se almacenaba, se vendía... 



Así pues, la función de las serrerías era transformar la madera "en rollo" en la pieza exigida para la función a la que iba a ser destinada: vigas para la construcción, traviesas para los ferrocarriles (se hicieron muchas después de la guerra), postes para los tendidos eléctricos, palets para fábricas... mientras los carpinteros se dedicaban a abastecer de muebles los hogares de Campo y alrededores...


(Vehículos: Eugenio Campo, de Monzón, y Joaquín Canales y Daniel Fuster, de Campo. Fotos M. J. Fuster)


viernes, 11 de septiembre de 2020

Dos amigos

   

muy diplomáticos 


Mi abuelo Juan Brunet y su buen amigo y vecino, el Sr. Francisco Mur, de casa Galindro, estaban todo el día juntos. Con los demás eran bastante comedidos, pero entre ellos eran muy dicharacheros y se pasaban horas hablando, en el patués de Campo, desde luego,  enriquecido con todo tipo de expresiones y adornos retóricos acostumbrados.  

Ya en los últimos años de su vida, un día visitó el párroco de Campo a mi tía Dorita, como había hecho ya con la hija del Sr. Francisco, y le comentó que iba a venir el obispo de Barbastro en visita pastoral a nuestro pueblo y había manifestado su interés por saludar al abuelo y a Francisco, pues eran los más viejos del lugar. Quería saber si a ellas les parecía oportuno. Ellas dijeron que sí y los "seleccionados" también dieron su conformidad:

- Que venga, aquí mos encontrará -sentenció mi abuelo.

Y se fijó día y hora para la entrevista. La reunión sería en casa de mi tía.

Llegado el día "D", los pusieron lo más elegantes posible y se procedió a aleccionarlos un poco, porque, la verdad, aunque eran muy buenas personas y respetuosos con la religión, resulta que tenían la lengua un poco desatada, y, como era costumbre en aquella época y lugar, soltaban sin darse cuenta muchas maldiciones y palabras malsonantes. No me parece bien repetirlas, pero digamos que casi todas empezaban por "mecagüen". 

Un momento antes de que llegara el obispo, mi tía colocó algo de comida "para picar" sobre la mesa, y mi abuelo puso una jarrita de vino de un "tonelet" especial que tenía, y a mi hermano Rober se le ocurrió poner debajo de la mesa camilla, una registradora para ver si podíamos enterarnos, "a posteriori" de lo que habían hablado los tres tertulianos.

Ni que decir tiene que cuando terminó la entrevista y el obispo, muy contento y satisfecho se despidió,  nos precipitamos a escuchar el casette para ver si aquella pareja habían pasado la prueba,  y lo que oímos nos hizo saltar las lágrimas, de risa.

La conversación había sido amena y distendida,  eso sí, pero los muy tunantes habían sido muy falsos: se habían dedicado a nombrar, entre suspiros, a toda la Corte Celestial (a saber las caras que pondrían...). Nunca habíamos oído tanta jaculatoria, pues cada dos palabras soltaban un "¡Bendito sea Dios!", "¡Alabada sea la Virgen!", "Dios no quiera...", "Que la Virgen del Pilar nos ayude...", "La Virgen de la Carrodilla nos guíe..". etc etc, pero de taco ¡ni uno!

Y es que como bien dijo el abuelo, sabiendo lo que la gente quiere oír, no cuesta nada tenerlos contentos, ¿para qué les vas a dar mal rato llevándoles la contraria? Ni ellos cambiarán de idea, ni a ti te van a convencer de nada.

Diplomacia en estado puro. Y ganas de vivir tranquilo. 

                                                          Juan Brunet y Joaquín Mur

      

sábado, 5 de septiembre de 2020

Calbera (Calvera)


Algunos datos de este apellido:

Francisco Calvera, labrador de Campo, vende en 1695 una propiedad a Martín Revilla, tejedor, que éste compra por 1240 sueldos jaqueses.
Martín Revilla se casó con Mariana Calvera, cuya filiación exacta no conocemos (aunque probablemente era hija de Francisco Calvera), el 28 de enero de 1703. Fueron los padres de Lorenzo Revilla Calvera y  Anna María Revilla Calvera.
                                                         
Gustave Majer

Josep Calbera se casó con Angela Lacorte y, un hijo suyo, llamado Marcial Calbera Lacorte, nacido en Campo, fue notario. Marcial nació el 12 de abril de 1716 y se casó con Theresa Lascorz Abentín en La Buerda, el 16 de abril de 1705. Theresa era hija de Joseph Lascorz Cabero y Josefa Aventín Fumanal, siendo la profesión de Joseph Lascorz también la de notario. De este matrimonio nacieron:
Theresa Calbera Lascorz 
- Josefa Calbera Lascorz, nacida el 12 de abril de 1716 en Campo, siendo sus padrinos Manuel Serena y Josepha Ballarín. Se casó el 11 de abril de 1736 en Campo con Francisco Canales Galindo, actuando como testigos del enlace Joaquín Sanz y Pedro Galindo, de Campo. Fueron los padres, entre otros hijos, de:
1) Francisco Pedro Canales Calbera, nacido el 4 de febrero de 1737 y casado con María Teresa Garuz Altemir en Las Vilas, el 22 de noviembre de 1762,
2) María Teresa Canales Calbera, que contrajo matrimonio con Juan Campo Peiret de Navarri. 
3) Pedro Antonio Canales Calbera, nacido el 26-4-1745 y casado con María Teresa Costa Pena, después de haber obtenido Dispensa.

CHÍA

Figura también en nuestro estudio familiar, una MARÍA CALBERA casada con Francisco Vidaller, de la que no estamos seguros si pertenecía a la rama de Chía o a la de Sahún, aunque estaban emparentados entre ellos. Esta familia, en el siglo XVII se vio envuelta en un asunto espinoso. Se trataba de lo siguiente:
ANTÓN CALBERA, de Chía, labrador, murió habiendo hecho no un testamento, sino dos, con distintos beneficiarios. Así las cosas, se presentaron ante el notario por una parte  Pedro Calbera, habitante en Chía y Matheo Calbera, habitante en Villanova, y por la otra, Juan Cortina, Isabel Juana Calbera y Ana Cortina, declarando que entre ellos había habido problemas a raíz de la existencia de esos dos testamentos, pero que estaban dispuestos a llegar a un acuerdo.

"Ha habido en años pasados diferencias y pleytos sobre la sucesión y otras pretensiones, en los bienes que fueron y quedaron por muerte del quondam Antón Calbera, labrador, vecino que fue de dicha villa de Chía, originadas parte de dichas diferencias por haber muerto aquél con dos testamentos con mucha ambigüedad e incertidumbre, cual había de subsistir, y también por otros motivos y fundamentos y para evitar enfados y aclarar aquellos sin pleytos y espensas....".

Enfín, para solucionar el problema los interesados nombraron a Antonio Torrente, notario real domiciliado en Campo, y a Jacinto Lanao, notario real domiciliado en Ainsa, para que "entrambos amigablemente mediante su sentencia arbitral decidieran, absolvieran, condenaran y pronunciaran lo que mejor les pareciese para la decisión de dichas pretensiones y diferencias".

Esta fue la decisión a la que llegaron las dos partes, un 6 de septiembre de 1658.