viernes, 12 de julio de 2013

Comerciantes: los vinateros



La bebida que no podía faltar




Un comercio que alcanzó mucha importancia en nuestro pueblo, fue el del vino. Los vinateros de Campo llevaban sus productos a muchos pueblos del Pirineo, atendiendo, especialmente, a los clientes de los valles de Benasque y Gistau.
Según refiere Antonio Castel, el vino que llegaba a Campo en bocoyes lo pasaban a unas tinas muy grandes de madera, de donde lo extraían con decálitros de hojalata y los ponían en boticos de 50 litros para transportarlo a los pueblos en burros o machos.
Había un Consorcio del que formaban parte todos los vinateros del pueblo, tanto los que lo hacían al por mayor como al detall. Para poder vender, todos los comerciantes tenían que pagar anualmente una determinada cantidad de dinero al Consorcio. El cargo de recaudador de este impuesto salía a subasta pública, y su función era la de cobrar lo estipulado a los vinateros para pagarle después al Ayuntamiento la cantidad convenida. Si algún vendedor no quería pagar,
se le precintaban los bocoyes.
Un vinatero importante fue el Señor Víctor Sancha. Era un gran mayorista que se hacía subir el vino del Somontano y lo vendía en todo el Pirineo. Tenía un almacén en lo que hoy es “casa Vitor” y su hijo continuó con el negocio, abriendo otro almacén en Castejón de Sos, desde donde podía atender mejor a los pueblos de la montaña.
Antonio Castel nos cuenta también que, a principios de siglo XX, Mariano Canales fue uno de los principales comerciantes del pueblo. Además de la sal y el vino, que eran los dos artículos imprescindibles en aquél entonces, vendía aceite, sardinas, vinagre y piensos para los cerdos, etc. Tenía su almacén en “casa Cambra”. Se proveía de sal en Naval y Salinas de Trillo, dos localidades de la provincia de Huesca. 
Sobre el abastecimiento del vino, el sr. Antonio Ballarín le dió la siguiente información a Antonio Castel:
Los carreteros salían de Campo con sus carros siempre en parejas, eran viajes largos y podían necesitarse unos a otros. El punto más distante era Cariñena, en la provincia de Zaragoza. El vino del “campo de Cariñena” era de alto grado y calidad, muy bueno para encubar y consumo estacional.
Además de Cariñena subían vino de Bespén, en la provincia de Huesca, también de fama.
El vino de Salas en el Somontano era vino muy apreciado. De Secastilla, pueblo cercano a Graus, subían la Garnacha. El Macabeo procedía del Pueyo de Barbastro, monasterio benedictino en aquellos tiempos. Todos estos vinos eran muy buenos, pero, cada cliente tenía sus preferencias”. 

(Fuente: Antonio Castel Ballarín. Oleo: "El Almuerzo" de Diego Velázquez)  

1 comentario:

  1. «El agua, para bañarse, y pá las ranas que nadan bien...... »

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