La bebida que no podía faltar
Un comercio que alcanzó mucha importancia en nuestro pueblo, fue el del vino. Los vinateros de Campo llevaban sus productos a muchos pueblos del Pirineo, atendiendo, especialmente, a los clientes de los valles de Benasque y Gistau.
Había un Consorcio del que formaban parte todos los vinateros del pueblo,
tanto los que lo hacían al por mayor como al detall. Para poder vender,
todos los comerciantes tenían que pagar anualmente una determinada cantidad de
dinero al Consorcio. El cargo de recaudador de este impuesto salía a subasta
pública, y su función era la de cobrar lo estipulado a los vinateros para
pagarle después al Ayuntamiento la cantidad convenida. Si algún vendedor no
quería pagar,
se le precintaban los bocoyes.
se le precintaban los bocoyes.
Un vinatero importante fue el Señor Víctor Sancha. Era un gran mayorista
que se hacía subir el vino del Somontano y lo vendía en todo el Pirineo. Tenía
un almacén en lo que hoy es “casa Vitor” y su hijo continuó con el negocio,
abriendo otro almacén en Castejón de Sos, desde donde podía atender mejor a los
pueblos de la montaña.
Antonio Castel nos cuenta también que, a principios de siglo XX, Mariano
Canales fue uno de los principales comerciantes del pueblo. Además de la sal y
el vino, que eran los dos artículos imprescindibles en aquél entonces, vendía
aceite, sardinas, vinagre y piensos para los cerdos, etc. Tenía su almacén en
“casa Cambra”. Se proveía de sal en Naval y Salinas de Trillo, dos localidades
de la provincia de Huesca.
Sobre el abastecimiento del vino, el sr. Antonio Ballarín le dió la siguiente
información a Antonio Castel:
“Los carreteros salían de Campo con sus carros siempre en parejas, eran
viajes largos y podían necesitarse unos a otros. El punto más distante era
Cariñena, en la provincia de Zaragoza. El vino del “campo de Cariñena” era de
alto grado y calidad, muy bueno para encubar y consumo estacional.
Además de Cariñena subían vino de Bespén, en la provincia de Huesca,
también de fama.
El vino de Salas en el Somontano era vino muy apreciado. De Secastilla,
pueblo cercano a Graus, subían la Garnacha. El Macabeo procedía del Pueyo de
Barbastro, monasterio benedictino en aquellos tiempos. Todos estos vinos eran
muy buenos, pero, cada cliente tenía sus preferencias”.
(Fuente: Antonio Castel Ballarín. Oleo: "El Almuerzo" de Diego Velázquez)
«El agua, para bañarse, y pá las ranas que nadan bien...... »
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