jueves, 14 de julio de 2022

Amigos desde siempre

     JOSÉ MARÍA AVENTÍN


José María Aventín se nos fue anteayer. Aunque ya no esté entre nosotros, seguro que, muchas veces, creeremos verlo sentado ante un velador del bar de Prats, o en el banco de madera que se encuentra delante de su casa, o de pie, delante de casa Rafela observando lo que pasa por la plaza, pues verlo por esos lugares era lo habitual.

En Campo, no se si opináis igual que yo, resulta que conoces a una persona de toda la vida pero, cuando te paras a pensar, te das cuenta de que tampoco es que sepas mucho de ella... Muchos ¿qué tal estás? ¿cómo vas? pero sin llegar más lejos. Sin embargo, a pesar de eso, sabemos cuándo cuentas con la amistad de alguien.

Con José María tuvimos más convivencia que palabras. Cuando éramos unos críos mis hermanos y yo, en invierno mi madre nos vestía y nos mandaba a la era de Aventín, que teníamos al lado de casa, a tomar el sol. Allí estaban los cuatro hermanos y el Sr. Pedro, su padre, cortando leña para la cocina de su casa, o aserrando algún tronco, mientras estaban pendientes de nosotros, los peques: vigilaban por dónde nos movíamos, qué tocábamos, y nos preguntaban cosas, o nos las contaban ellos, vamos,  "compitiendo" con nosotros, que se decía entonces. Cuando tardábamos en bajar, nos llamaban.

Después, cuando fuimos mayores, hasta aprendimos a conducir juntos José María y yo, en un coche que había importado uno de sus hermanos y que ¡tenía el cambio de marchas automático! Pero eso no nos parecía obstáculo y cada día, después de comer, nos esperaba el "paciente profesor" en Cabovila y entonces, o José Mari o yo nos poníamos al volante y conducíamos hasta pasado el Moliné, y volvíamos a la plaza de la iglesia y, después, hacía lo mismo el otro alumno... En aquellas clases solo se oían las voces, bueno, los gritos, del dueño del coche diciéndonos "!Más al medio! ¡Más al medio!  ¡Que no te arrimes tanto a la cuneta! ¡Mos matarás!".

Siento no haber hablado más con José María, para haber recordado juntos aquellos tiempos.  Menos mal que, por las cosas misteriosas que acontecen en la vida, la semana pasada recibí una llamada suya:

- Tere - me dijo.

-  Perdone, se ha equivocado - contesté yo. 

- ¿Eres Finín?  - preguntó   

Y con la conversación que tuvimos a continuación, tuvimos la oportunidad de despedirnos, aunque no lo sabíamos. Se que he perdido a un amigo de verdad, aunque nunca nos hicimos confidencias. Y lo encontraré a faltar, a pesar de saber tan poco de él.

Casualmente, José María ha fallecido el día de mi cumpleaños. Otra razón para no olvidarme.

  .


7 comentarios:

  1. Cuántas veces me subí a su taxi en Barcelona y lo prinero que decía era, a Campo?….Un recuerdo entrañable DEP.

    ResponderEliminar
  2. Que bonitas palabras ! Muchas gracias Finín El te nombraba muchas veces e casa , estoy segura de que también te tenia mucho cariño . Un abrazo , Ana

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Ana. Un abrazo para toda la familia.

    ResponderEliminar
  4. Esa llamada fue magia y tenía que pasar para que ahora puedas recordarlo y enviar ese texto tan bonito y lleno de cariño. Te agradecemos de corazón que nos tengas en tus pensamientos e igualmente nosotras os tenemos. Un fuerte abrazo, Marga

    ResponderEliminar
  5. No sé si fue magia o cómo llamarlo, pero extraño si que fue, ¡no me había llamado en la vida! Seguro que se está echando alguna sonrisita viéndonos tan desconcertadas. Un abrazo.

    ResponderEliminar