segunda edición de
SAHARA COLOUR RICE
Bk-BEACH-CAMPO
7 DE Julio 2012
Un mirador del Altoaragón
“El macizo del Turbón separa las riberas del Esera y del
Isábena. Es ese lugar la parte más estrecha del antiguo condado de Ribagorza,
que queda delimitada por los ríos Esera y Noguera Ribagorzana, a una distancia
de unas siete horas el uno del otro, siendo el Isábena el río que discurre por
el medio de la comarca. Muy pocos son los mapas que describen los pueblos de estas
riberas y pocos también los excursionistas que las han explorado. El trayecto más corto para ir de la ribera del Esera a la
del Isábena es desde Campo a Villacarle, para lo que, pasando por el valle de
Lierp, hay que contar de cuatro a cinco horas.
Las calles de Campo en general son estrechas, las casas
miserables. En la plaza mayor se levanta una hermosa cruz románica, aunque la
falta de cultura hace que la utilicen para sostener la iluminación eléctrica.
En un documento fechado en Teruel el 1 de noviembre de
1297, firmado por el rey Jaime II de Aragón, se dice que, en agradecimiento a
la obediencia prestada por los ribagorzanos y por la fidelidad con que éstos le
servían, se concedía a los valles de Bardaxí y de Lierp el privilegio de
celebrar feria o mercado perpetuo, todos los miércoles, en la villa de Campo.
Actualmente, por falta de animales sólo se celebra una vez al año, en los días
18 al 24 del mes de octubre. De aquí el dicho “Campo, feria de fango”, por las
lluvias que en aquella época acostumbran a caer. Cuenta con varias industrias, especialmente la fabricación
de cucharas y otros objetos de madera.
El camino que seguimos va planeando por la ribera del río,
entremedio de huertos y, a quince minutos, cruzamos por una palanca el barranco
de Ciallas, que al salir del estrecho valle se abre a través de la llanura
gozoso de recobrar su libertad, uniéndose al poco tiempo con el río Albo, que
deja sus aguas al Esera, debajo mismo de Campo.
El camino sigue arduo y en algunos trozos es llano, entre
garrigas y bojes destacando al otro lado de la ribera la escarpada sierra de
Espluga, pueblecito que, situado a mitad de la cuesta, sobresale entre gruesos
nogales y verdes prados. A dos horas de Campo, el valle se va estrechando y en
algunos lugares el camino se abre a golpes de pico en la roca viva, o dibujado
por encima de los pedregales que caen rodando de la sierra de Ejea y de los
contrafuertes meridionales del Turbón. Entrando en el congosto de Ejea se
destaca sobre la escarpada la ermita de San Antonio que domina la hermosa
llanura de Campo, y el gran macizo del Cotiella. A la izquierda del camino y
sobre éste, a poca distancia, se observa una gran hoquedad que llaman la cueva
de las Cabañeras. Poco después, subitamente, nos encontramos con las primeras
casas de Ejea y se nos ofrece a la vista el hermoso valle de Lierp, una amplia
llanura, nacimiento del río que hemos seguido. Total, dos horas y media desde
Campo.
- Saltando a la Comba: dos niñas "daban" a la cuerda, mientras otra u otras saltaban. Si había un grupo grande, lo más normal era que todas se pusieran en una fila, al lado de una de las que daban. El juego consistía en "entrar", dar un salto y salir, una detrás de otra sin perder comba. Bueno, la que marcaba la pauta de lo que se debía hacer (un salto, dos, tres, una canción, etc.)era la primera en entrar, que no sé si tenía ese privilegio por haber sido elegida por las demás o, simplemente, se había autoproclamado directora... o quizás debía el cargo al resultado de la suerte ("pito pito colorito"). La que se equivocaba o se enredaba con la cuerda, quedaba eliminada, y se seguía saltando hasta que sólo quedaba una, la ganadora. Había un repertorio de canciones para la ocasión. Una de las que no faltaba nunca era la de "Soy la reina de los mares y Vdes. lo van a ver". El punto álgido era la recogida de un pañuelo del suelo justo cuando se cantaba "tiro mi pañuelo al suelo y lo voy a recoger". También había otros cánticos que conllevaban alguna dificultad, como "El cocherito lere, me dijo anoche lere...", la saltadora debía agacharse justo en cada "lere", que era cuando las que estaban "dando" hacían un bucle en el aire con la cuerda, por lo que debían estar muy sincronizadas para que la que saltaba no acabara enredada con la cuerda. Con algunas canciones la cuerda se movía de otro modo, se arrastraba sobre el sueo sin levantarla, como ocurría con "Al pasar la barca, me dijo el barquero...".
- Corros: A las más pequeñas les encantaban los corros, ya fuera el "Corro de la Patata", el "Corro Chirimbolo", "El patio de mi casa". Para las mayores había otras canciones, como "Mambrú se fue a la guerra, que dolor que dolor que pena" y otros juegos que también se jugaban en corro. Por ejemplo, se ponía una niña en el centro y las demás giraban a su alrededor. La niña cantaba: "Yo soy la viudita del conde Laurel, que quiero casarme y no encuentro con quién". Y el resto del corro decía: "Si quieres casarte y no encuentras con quién, elige a tu gusto que aquí tienes quién". Y la niña del centro elegía, y así continuaba la canción, con otras estrofas.
Juegos con una o varias participantes destacadas, como, por ejemplo, en el "¿Dónde están las llaves, matarile lire lire". En ese caso eran dos equipos, que iban cantando las estrofas de la canción de modo alterno. A la cuestión clave "dónde están las llaves, matarile rile rile" las niñas del otro grupo respondían "En el fondo del mar, matarile rile rile, en el fondo del mar matarile, rile rile ron...". A lo que respondía el primer grupo: "¿Quién las irá a buscar...?" y el segundo equipo respondía: "Las irá a buscar ...." (elegían a una niña), etc. Otros juegos tenían sus propias coreografías, con movimientos y gestos especiales, por ejemplo, con la canción "Han puesto una librería, con los libros muy baratos, con los libros muy baratos...", para cantarse se hacían dos grupos que se ponían uno enfrente del otro, haciendo un pasillo en el medio, mientras iban dando palmas. Una de las niñas daba saltitos por el espacio central y, en un momento determinado de la canción, se colocaba delante de la compañera que había elegido y con las manos en jarras movía la cintura siguiendo el rítmo. La niña elegida tenía que hacer lo mismo y acabada la estrofa, entonces salía al centro para hacer ella los saltitos, sustituyendo a la niña que la había elegido.
La detenida reseña que hacemos del trazado, más propia de un proyecto que de nuestra memoria, nos ha sido necesaria para entrar en la cuestión militar, de tanta o más importancia cuando se trata de unir dos pueblos, usn fuerte, viril con la seguridad de su poderío y el otro decaído y débil y que debe por lo tanto mirar a su vecino con recelo, en cierto modo justificado. Un escritor militar ha dicho que la Naturaleza es la gran maestra de estrategia y esta frase aplicada a la cuenca del Esera viene como anillo al dedo".
A finales del
siglo XIX, la comunicación de algunos valles de los Pirineos con
la tierra baja seguía siendo muy dificil y, en algunas épocas del año, resultaba casi
imposible. Las carreteras
se trazaban siguiendo los cursos de los ríos. El cauce del Esera permitió
llegar desde Graus hasta Campo con relativa facilidad, pero para continuar la denominada
carretera de “Barbastro a la Frontera” el terreno presentaba mucha dificultad.
De hecho, el camino trazado hasta entonces para llegar a Benasque no permitía
ni siquiera la circulación de carros, así es que todo, hombres y mercancías,
debía ser transportado gracias a las caballerías. Uno de los tramos que
parecían insalvables a la hora de determinar el trazado de la nueva carretera
era el denominado paso de “Ventamillo”.
« En 19 de
Junio recibí orden terminante de proceder con toda urgencia y, orillando las
dificultades que se presentasen al Replanteo mencionado y en su consecuencia y,
considerando como deber de la Jefatura encargarse directamente de un trabajo
que ofrecía toda suerte de dificultades y peligros, formulé el presupuesto de
gastos que juzgué indispensable y una vez aprobado, procedí a los trabajos de
campo que me ocuparon hasta fines de Julio, y luego a los de gabinete que
adjunto acompaño. Unos y otros requieren algunas explicaciones que con la mayor
claridad posible intentaremos exponer :
El trazado,
que no debe olvidarse fue estudiado en el campo hace más de 36 años por el
eminente ingeniero Don Ermesindo Canals, y cuyos datos fueron interpretados por
el Ingeniero Don Joaquín Pano, que figura como autor del primer proyecto, lo
intentamos restablecer sobre el terreno buscando las estacas o señales que, si
existieron alguna vez, han desaparecido totalmente y tomando los rumbos y
longitudes de las alineaciones este procedimiento nos conducía a la fijación de
un eje que ni técnica ni económicamente podía constituir el de una carretera.
En vista de estos resultados nos creimos obligados a estudiar una nueva traza
que siguiendo en lo posible las inflexiones de la aprobada, enlazase a la vez
los trabajos ejecutados por el contratista ».
Sigue la
descripción técnica del terreno que hace el ingeniero, en la que intercaló
párrafos como el siguiente, en el que se muestra su disconformidad con el
proyecto aprobado anteriormente y se resaltan reiteradamente las dificultades del terreno:
Aunque no nos
detendremos en cuestiones técnicas, señalaremos, no obstante, que el ingeniero
consideró innecesario formular un nuevo presupuesto, pues estimaba que como
quedaban tantas dudas por despejar no se podía precisar nada y hubiera podido
resultar una cifra tan inexacta como la que ya había sido aprobada. Termina su informe así:
Estas "medidas" de emergencia eran, fundamentalmente, la administración a mansalva de dosis de hígado de bacalao (parece ser que tenía un gusto malísimo) o de alguna de las múltiples quinas que se encontraban en el mercado (San Clemente, Santa Catalina, etc.), y éstas, por lo contrario, sabían muy bien, pues eran vino dulce.
Aparte de eso, y como medida extraordinaria, cuando una criatura estaba verdaderamente lánguida se recurría a la famosa "novena de yemas", que se aplicaba siempre como último recurso, porque se hacían con huevos y los huevos eran caros. Tenían que tomarse las yemas nueve días seguidos, si no, no hacían efecto (vox populi). A los más pequeños se las preparaban batiendo la yema con azúcar, a la que se le añadía leche caliente. Las yemas había que batirlas un buen rato hasta obtener una bebida espumosa. Se tomaban siempre en ayunas. Eran bastante buenas, siempre que la persona que la había preparado se hubiera molestado en mezclarla bien, porque si la yema no estaba bien batida daba un poco de asco. También se podían preparar añadiendo café o incluso quina en lugar de leche, o con la leche.
Este contrato se firmó en Foradada el año 1556. El novio era de Bestué, valle de
Puértolas, y la novia de Campo, por lo que parece ser que eligieron un lugar "intermedio"
para formalizar su contrato de matrimonio. Leyendo dicho pacto sabemos
que el novio actuaba en nombre propio, pero por parte de la novia hablaban y
decidían su madre y su cuñado (que se apellidaba como el novio, del que
probablemente era hermano o pariente). Estaban acompañados de familiares y
amigos de ámbas partes.
Matrimonio que ha sido tratado y por
gracia de Dios por palabras de presente concluido y afermado entre los
honorables Pedro Santesteban, hijo legítimo y natural y de legítimo matrimonio
procreado de los honorables Pedro Santesteban y María Galizia, cónyuges del
lugar de Bestué de la una parte y de María Ferraz, hija legítima y natural y de
legítimo matrimonio procreada de los honorables Pedro Ferraz y de Joana Bonnet,
vecinos del lugar de Campo del abadiado de Sant Viturián, de la otra parte.
Item, es pacto y condición entre las
dichas partes que Pedro Santesteban en favor y contemplación del presente
matrimonio trae unas casas y otros bienes, así mobles como sedientes, que tiene
en el dicho lugar de Bestué de la Bal de Puértolas, los cuales bienes quiere
aquí haber por nombrados y confrontados, como si los mobles por sus nombres
fuesen nombrados y los sitios por sus confrontaciones confrontados.
Item, es pacto y condición entre las sobredichas partes que si el
presente matrimonio se acabara por muerte de quienquiera de las sobredichas
partes, lo que Dios no mande, y se había de hacer “recobro” de los ochocientos
sueldos del dote, los cuatrocientos sueldos se hayan de cobrar al tiempo del tal
desgracia y del día de la desgracia en un año los otros cuatrocientos sueldos, a
complimentar entre dichos ochocientos sueldos de dote y la taza de planta y
olla de cobre y tergo de ropa y caja y toballas. Y otras menuderías se hayan de
cobrar plata por plata, cobre por cobre y la ropa de tergo pieza por pieza, y
pelo por pelo, y la caja y otras menuderías por la misma manera.