martes, 27 de enero de 2015

¿Te quieres casar...


con una de las tres hermanas?


"Las tres hermanas", J.F Millet.



Examinando protocolos notariales hemos encontrado disposiciones testamentarias en las que el testador pone una cláusula en la que exige a algún miembro de su familia que, si quiere recibir la herencia, se tendrá que casar con alguien determinado. Lo que no habíamos visto nunca es el acto protagonizado por Pedro Larramona, y que vamos a transcribir a continuación, aunque parcialmente. AVISO: es un caso bastante complicado. Resumido es esto:

Al mayor de dos hermanos le hacen casar con una viuda madre de tres hijas. Al más joven de esos hermanos, le prometen en matrimonio, el mismo día, con una de las tres hijas de la viuda, sin especificar con cuál de ellas...
Vamos con la historia:
Miguel y Pedro Larramona eran hermanos, hijos de Pedro Larramona y Juana Torrellas, de Navarri (Huesca). El día 14 de Junio del año 1649 se reunió mucha gente en su casa, como no podía ser de otra manera, pues iban a celebrarse unas capitulaciones matrimoniales. Además del notario Juan de Guart, estaban los vecinos de Navarri Mosén Miguel Mora y Juan de Pera, labrador; y varios familiares y amigos de los pueblos de alrededor: Antón de Viu y Antón Mora, vecinos de Muro; Domingo Costa, habitante en las casas de Belvedé; Domingo Pino de Aguascaldas, y Pedro Calbera, Rector de Aguilar junto con Miguel de Pueyo, labrador vecino de Morillo de Liena, que actuaron como testigos.
Primero se trataron y firmaron los capítulos matrimoniales entre Miguel Larramona y Mariana Armisén, viuda de Jayme Pino y vecina de Navarri. Mariana tenía tres hijas de su anterior marido.

A continuación, se formalizaron las capitulaciones de Pedro Larramona, el hermano más joven, que fueron bien distintas de las anteriores. En efecto, se procedió a establecer los pactos entre los novios, pero resulta que allí sólo estaba el novio, que era Pedro, pero la novia no asistia porque no se sabía con exactitud quién sería, pues estaba por determinar. En concreto, se dice textualmente en dicho documento:
Navarri (Pueblos de España)
... la capitulación matrimonial, si quiere concordia, había sido hecha, tratada, pactada y concordada a cerca del matrimonio que estaba tratado y mediante la divina Gracia se esperaba concluir y en faz de la Santa Madre Iglesia solemnizar, entre los dichos Pedro Larramona, mancebo, y una hija de tres que tiene la dicha Mariana Armisén, aquella que más a ella y a su marido Miguel de Larramona les pareciere y la que será más conveniente a parecer del dicho contrayente y de su padre y madre, sin que en esto pueda haber ningún género de malicia, encargándoles en todo el temor de Dios y de sus conciencias”.
A lo largo del texto no aparece ni una sola vez la mención a los nombres de las tres candidatas a novia, que debían ser todavía unas niñas, porque si alguna de las tres hubiera tenido edad de contraer matrimonio seguro que la casaban ya.
Después de conocer la situación familiar gracias al mencionado documento, se comprende mejor una de las cláusulas que aparece en el contrato que habían pactado previamente Miguel Larramona y Mariana Armisén, en el que se especificaba que, a pesar de que ninguno de los dos hermanos Larramona ni tampoco Mariana Armisén tenía derecho a vender nada del patrimonio familiar sin consultar y tener la conformidad de los otros dos, en caso de que Pedro Larramona se marchase de la casa, el matrimonio formado por Miguel y Mariana podrían disponer de los bienes:
Item fue convenido entre dichas partes que en caso que de casa se ausentase Pedro Larramona por disgustos que tuviese y, que llamado dentro de un año Pedro Larramona hermano de dicho Miguel de Larramona y este no quisiese volver a su casa, que dichos Miguel Larramona y Mariana Armisén puedan vender y empeñar si la dicha casa hubiere necesidad y esta necesidad sea conocida por el señor abad de San Victorián, o su oficial y Vicario General”.
Es evidente que se trataba de atar bien las cosas, porque ya se veía que la única escapatoria posible que le quedaba al pobre Pedro Larramona, para no tener que concluir el matrimonio impuesto por la familia, era la de marcharse de casa. Si se quedaba tenía que casarse con la sobrina que le dijeran y su hermano Miguel se convertiría en su suegro, su cuñada en su suegra, él sería el yerno de su hermano y el tío de su mujer.... ¡que lío!


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