viernes, 23 de enero de 2015

El encargo


un chuflet


Esto que voy a explicar también me lo contó mi padre. Lo narraba en primera  persona, como si fuera él el protagonista, pero igual era solo un recurso oratorio para captar nuestra atención. Como juntaba lo que vivía con lo que leía, creo que ni él mismo estaba seguro de donde procedía lo que explicaba, y quienes le escuchábamos, todavía menos...
Decía que cuando era pequeño, como en Campo no se podía encontrar de todo en las pocas tiendas que había, algunos transportistas  se prestaban a hacer encargos para los vecinos. Ese era el caso del sr. Baltasar, padre del sr. Baltasar Alós (casado con la sra. Pilar), que cuando iba a buscar género para su tienda a Graus, aprovechaba para hacer algunos favores: unos le pedían que les trajera algo de la farmacia, otros que les llevara un traje a la tintorería, le pedían que comprara simientes, etc.
Se ve que una temporada, cuando mi padre era pequeño, se pusieron de moda unos silbatos y todos querían tener uno. Como en Campo no los podían conseguir, los críos de su pandilla y él también, fueron a ver al sr. Baltasar y le pidieron:
- ¿Nos podrá subir un xuflet de Graus?
Y el sr. Baltasar les contestó:
- Valen una perreta.
Así se quedaron las cosas. Pasaron varios días y ellos iban preguntando por el xuflet, pero el xuflet no llegaba, aunque, eso sí, todos tenían bien claro que costaba una perreta.
Un día papá pensó que aquél encargo se estaba retrasando mucho y que se tenía que cambiar de táctica, porque aquello era el cuento de nunca acabar. Así es que, cuando volvieron a preguntarle por enésima vez y le dijeron, "Pero sr. Baltasar ¿nos subirá el xuflet?y el hombre volvió a contestar "valen una perreta", mi padre sacó una perreta del bolsillo y se la dio. Entonces el sr. Baltasar le miró fijamente y le dijo solo una frase:
- Tú xuflarás.
Y al día siguiente, mi padre tenía el silbato.




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