JuegOOOs de chicos
En Campo tenemos un estupendo Museo de Juegos Tradicionales, en el que se puede conocer o recordar todos aquellos juegos que jugaban los niños de antes, y los de ahora. Nosotros transcribimos a continuación lo que ha referido Antonio Castel en su libro sobre Campo, referente a este tema. Sabemos que quedan algunos juegos sin mencionar pero, con vuestra ayuda. iremos completando el recuento.
"Durante los días festivos y horas libres extraescolares, que eran bastantes, pues entonces no estábamos absorbidos por los modernos planes de estudio, nos dedicabamos a jugar. La Plaza es el centro de acogida y diversión, allí acude cada uno después de salir de la escuela, con una tajada de pan untado con vino y azúcar o aceite. En la temporada del tomate, éste sustituye a los anteriores. Entre mordisco y mordisco empieza el juego:
De los cartonez.- Se hacen doblando las cartas de la baraja, de cada una salen dos. Se colocan sobre un taco, se lanza una piedra fina y aplanada, seleccionada en la "llera" o con una "perragorda" de 10 céntimos, de cobre y broce. Hay que derribar la pequeña torre, y todos los que al caer se sitúen encima de la piedra pasan a ser propiedad del jugador.
Los "bolez".- Es el juego de canicas; para ello se hace un agujero en el suelo, que será el centro de partida de las jugadas y del retorno de cada una de ellas; se trata de dar a la del contrincante y volver al hoyo. La canicas pueden ser de cerámica, cristal y hasta de acero inoxidable, extraídas de los cojinetes, más pesadas. Hay de varios colores.
La rueda y el gancho.- el que desea mover sus piernas, corre tras un aro metálico con un gancho en la mano para empujarlo y guiarlo. Da vueltas sin cesar por la Plaza y otras calles, hasta que se cansa o es hora de cenar.
Los "bolez".- Es el juego de canicas; para ello se hace un agujero en el suelo, que será el centro de partida de las jugadas y del retorno de cada una de ellas; se trata de dar a la del contrincante y volver al hoyo. La canicas pueden ser de cerámica, cristal y hasta de acero inoxidable, extraídas de los cojinetes, más pesadas. Hay de varios colores.
La rueda y el gancho.- el que desea mover sus piernas, corre tras un aro metálico con un gancho en la mano para empujarlo y guiarlo. Da vueltas sin cesar por la Plaza y otras calles, hasta que se cansa o es hora de cenar.
Carros de madera.- Los más habilidosos construyen un carrito de madera. Para ruedas, cuatro cojinetes, dos ejes, el delantero actúa de dirección, lleva atada una cuerda, según se tire a la derecha o izquierda girará hacia ésta u otro parte. Para chapa inferior, unas tablas, sobre las que descansa un pequeño asiento. Como no es "automóvil" tiene que empujar uno, si la fuerza es suficiente bajará en un tirón toda la Plaza hasta el pedrizo de la Rafela. La subida, necesariamete, es a base de fuerza, se turnan: ahora bajas tú, luego yo. Tanto los aros metálicos como los carritos de madera producen ruido que llegan a molestar; algún comerciante se asoma a la puerta de su establecimiento y amenaza, pero como son amenzas que casi nunca se cumplen, el juego sigue.
Escondite.- Otros corren al escondite por los porches, cruzan de la Plaza a la calle del Vallo por el paso de casa de Perico.
Objetos de alfarería.- En primavera, cuando el agua es fácilmente asequible, juegan con el barro. Hacen objetos pequeños: mesas, sillas, alguna figura humana. Otros modelan una cazuela que arrojan al suelo, ésta revienta por la superficie, a ver quien hace el agujero más grande.
Escondite.- Otros corren al escondite por los porches, cruzan de la Plaza a la calle del Vallo por el paso de casa de Perico.
Objetos de alfarería.- En primavera, cuando el agua es fácilmente asequible, juegan con el barro. Hacen objetos pequeños: mesas, sillas, alguna figura humana. Otros modelan una cazuela que arrojan al suelo, ésta revienta por la superficie, a ver quien hace el agujero más grande.
Lanzamiento de una lata.- Los más técnicos mezclan carburo con agua en un hoyo, que rápidamente tapan con una lata agujereada por la tapa de arriba, cuando hay gas suficiente acercan una caña con una cerilla en la punta y se produce una pequeña explosión: la lata sale lanzada a los aires.
El petadó.- Se corta una rama de saúco, se ahueca interiormente por donde se hace pasar unas bolitas de cáñamo humedecidas con saliva. La primera se sitúa en el borde de salida, despues otra mediante un palo acondicionado se empuja con rapidez, la primera sale y produce un petardo, de aquí su nombre.
El fabirol.- Es una flauta de caña. La tocan bien los pastores en el monte.
El chuflé.- Cuando los árboles brotan, la piel salta de las rama con facilidad, sobre todo de los chopos, se hace una abertura que se tapona en parte soplando con fuerza y produce el silbido.
Instrumentos musicales.- Con cosas sencillas como una caja y un papel de fumar se construían los más diversos instrumentos musicales, llegaban a formarse hasta orquestinas que tocaban el "yo te daré..".
(Fuente: Texto de Antonio Castel. Fotos gentileza de: "Niños jugando por las calles de Campo", de Fernando Maestro; "Niños jugando", Goya; "Música en familia", M. J. Fuster).
No hay comentarios:
Publicar un comentario