Materia madre,
Más que prima…
De la madera no se desperdicia nada. En los años 50, 60 o 70 del siglo pasado, que suena a prehistoria pero son los que viví, de la madera cortada y aserrada se obtenían costeros (la parte exterior del tronco), puntas de tronco, trozos irregulares procedentes de la manipulación, serrín, virutas... Algunos de estos residuos se llevaban a las fábricas de papel para transformarlos en pasta de celulosa, con otros se fabricaban chapados y conglomerados; la leña era aprovechada como combustible, así como las astillas, virutas y el serrín, con el que se "cargaban" muchas estufas en Campo. El serrín también era usado para la limpieza en establos y grandes superficies, por su poder de absorción, y también en agricultura tenía y tiene, muchas aplicaciones.
Desde antiguo, el hombre ha construido con madera, como se ha dicho repetidamente, desde la cuna hasta el ataúd para familia: desde las vigas hasta los techos y los suelos; las puertas, las ventanas, las mesas y las sillas de su casa. La ha utilizado para fabricar utensilios domésticos, herramientas de trabajo, bastones (ganchas) para la gente que caminaba con problemas, carros y tartanas para transportar personas y mercancías.... Y con madera no solo se cubrían las necesidades básicas, sino que con ella se encontraba la manera de hacer la vida más divertida o más bella, como construyendo juegos y juguetes, obras de arte y artesanía, instrumentos musicales o, incluso, convertida en fuego, acompañar algunas celebraciones, como San Juan o Nochebuena.
En Campo, en el siglo XIX floreció una importante artesanía dedicada a la elaboración de cucharas, con la que se fabricaron miles de ellas, además de otras piezas de uso doméstico, que se comercializaron por toda España y que dio trabajo y recursos a muchas familias.
Varios vecinos, a lo largo de los años, han tenido su taller de carpintería en Campo, desde donde atendieron las necesidades locales. Y dos serrerías, que trabajaron activamente después de la guerra, hasta poco antes de acabar el siglo pasado, formaron un núcleo industrial que pudo ofrecer trabajo a personas de nuestro pueblo y su entorno.
Y, desde luego, todas estas aplicaciones que se le dan a la madera no pueden hacernos olvidar muchas otras, como son las que proporcionan los troncos de los árboles vivos (corcho, resinas), los frutos, sus hojas... Para concienciar a la sociedad de la importancia de los árboles, en la primera mitad del siglo XIX se popularizó la Fiesta del Árbol, en la que se implicaban escuelas, ayuntamientos y otras instituciones, colaborando todos los vecinos.
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Carro hecho en Campo. Foto de Antonio Castel
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Constructores de carros. Foto de Daniel Mur
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Virutas en la serrería Fuster
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Estufa de serrín
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Artesano de Viu en la Feria de la Artesanía
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Joaquín de Mur en el Museo de los Bastones
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Juego de las Birllas |
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Barbería miniatura. José Sesé
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Daniel Fuster
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Pepe Canales
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Instrumentos de música
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La fogata de Navidad
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Fiesta del Ärbol (¿1927?)
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