lunes, 1 de julio de 2019

El estercolar


Un asunto desagradable. Año 1626

Vamos a salir un poco de Campo, para ver qué pasaba alrededor nuestro, hace ya unos siglos. Hoy nos detendremos en mosén Pedro Lavilla, racionero de la iglesia de Bielsa, que, además de los asuntos religiosos se dedicaba a otros más profanos, como prestar dinero, etc. Tan ocupado andaba mosén Pedro que no tenía tiempo de atender a todas sus cosas. Y uno de estos descuidos le iba a traer problemas.
La historia aconteció en el año 1626 y la conocemos a través de un protocolo del notario Gregorio Cebollero. Resulta que, al limpiar los establos donde estaban los animales de mosén Pedro Lavilla, sacaron a la calle todo lo que no querían que estuviera dentro y dejaron en medio de la vía pública, a los cuatro vientos, un buen montón de estiércol. Los vecinos instaron al mosén que retirara de allí aquella porquería cuanto antes, pero como a él no le gustaba recibir órdenes, hizo oídos sordos. Es más, para demostrar el poco caso que hacía a semejantes quejas, hizo limpiar las pocilgas de los lechones y echaron todo lo que les sobraba encima del montón de estiércol que ya estaba. Es lo que se interpreta como “no quieres caldo, ¡dos tazas!”. Así las cosas, la situación entre los vecinos del pueblos y Pedro Lavilla fue degenerando y, para hacer callar a sus convecinos e intimidarlos, a mosén Pedro no se le ocurrió nada mejor que apelar a su autoridad de religioso y, además, según él decía, Comisario del Santo Oficio.

A la gente de nuestros pueblos ya sabemos que les cuesta bastante impresionarse por títulos y riquezas, así es que, sin hacer ningún caso a tanta autoridad, nombraron un procurador para que les representara y, ni cortos ni perezosos, le pusieron una denuncia al mosén. El procurador designado fue el joven Juan de Verastegui, que recogió en los cargos que presentó contra Pedro Lavilla todos los argumentos que los vecinos de Bielsa le habían repetido una y otra vez. Básicamente sus reclamaciones se centraban en estos hechos:
Primero, a los vecinos no les importaba nada la condición de religioso de mosén Pedro, porque para el asunto que tenían que tratar con él eso no tenía importancia alguna, además, dudaban mucho que fuera Comisario del Santo Oficio, tal y como él decía. Y, segundo, la causa del conflicto era que ese señor había dejado un estercolar en medio de la vía pública y los olores molestaban a todos los vecinos y, además, podían originarse muchas enfermedades si no lo retiraba pronto. Así, que lo que le pedían era que lo limpiara cuanto antes.
Pero mejor, seguiremos el texto, que no tiene desperdicio.
Ante la presencia de Vuesa Merced señor mossén Pedro La Villa, racionero de la Colegial Iglesia de la villa de Bielsa y Comisario, que dice ser, del Santo Oficio de la Inquisición, parece y es personalmente constituido Juan de Verastegui, menor, en nombre y como Procurador de los Jurados y Concejo de la villa de Bielsa, el qual en dicho Procuratorio nombre dice y requiriendo propone que:Bien sabe Vuesa merced e inorar no puede, como muchas y diversas veces assí el vehedor de calles como los Jurados de dicha villa sus Principales, le han requerido, amonestado e intimado que sacase el estiércol del estercolar que tiene hecho a la puerta de su borda, si quiere pajar, por ser como es cosa tan perjudicial de que esté en aquel puesto, por ser como está dentro los límites de la dicha villa y adonde se cruzan dos calles, a más de que la putrefación que del sale es cosa tan perjudicial que basta a corromper y enfermar a los que tan vecinos tienen las cassas a dicho pajar y estercolar y
Vuesa Merced, como hombre que no quiere estar ni allegarse a razón, antes bien, contra ella haberse querido valer de exemptiones, como es el haber presentado el título de Comissario del Santo Officio a los dichos sus Principales, cosa de que se tiene desconfianza en que lo sea, por ciertas alteraciones que en años passados tuvo con los dichos sus Principales, los quales acorriendo a aquél Santo Tribunal y administrándose en él como siempre se hace tan recta Justicia, por su orden le suspendieron ad de que no fuese ni le tuviesen por Comisario de dicho Santo Oficio mientras otra cosa no les fuesse ordenado, por lo qual y no haberles sido notorio de dicha restitución de cargo, tienen los dichos sus Principales la sobredicha duda de si Vuesa Merced lo es o no, y aún quando lo fuere, ymportan poco las asertas presentaciones que de dicho título tiene hechas contra los dichos sus Principales para en razón de los sobredichos, pues en ellos no tocan en su persona ni hacienda, antes bien, el haberle intimado a Vuesa Merced los dichos, ha sido por obiar los inconvenientes que se podrían seguir de los procedimientos malos que Vuesa Merced tiene con todos, y en particular con los que acerca lo sobredicho le van a la mano y cumplir con las obligaciones de sus officios de que mayores injurias les ha Vuesa Merced dicho en la cara, continuando siempre en hacello y ésto amparándose siempre de ser Comissario sobredicho, y a socolor dello, cossa que no debería de hacello.
Ni menos el haber como por mofas y escarnio de los dichos sus Principales, haber contra sus amonestaciones mandado sacar el estiércol de la pocilga de los lechones y hacerlo sobre dicho estercolar. Haber empecinado toda aquella vecindad y a los que por allí pasaran, cossa como lo es tan perjudicial que por serlo tanto los dichos sus Principales, sin que por ello pierdan el debido respecto al estado sacerdotal ni al Santo Oficio, han deliverado de provehir del debido remedio y sobre ello acudir a los debidos remedios de Derecho y de Justicia, por lo qual el dicho Procurador en dicho Procuratorio nombre dice y requiere a Vuestra Merced, dicho mossén Pedro Lavilla luego incontinenti, saque el estiércol de dicho puesto y deje aquél limpio y en adelante no eche más y tenga aquél limpio como lo están las demás calles, alias lo contrario haciendo lo habrán de hacer los dichos sus Principales y sobre ellos protesta contra Vuesa Merced y sus bienes de todos los gastos ydas y venidas de correos, y de sobre ello hacer recurso a los debidos remedios de Derecho y de Justicia requirentes, a alias protestatus u ordenada la presente requesta por mi Juan Verestegui, Procurador sobredicho."
Un caso más en el que se tiene que recurrir al Derecho y a la Justicia para enmendar una situación que hubiera podido arreglarse con sentido cívico y amabilidad.



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