Ssssssssilencios elocuentes
No es la primera vez que, leyendo una noticia en el periódico, nos llama la atención más que lo que se dice, precisamente lo que se echa a faltar en la información, y es que, sin saber muy bien qué hay de raro en lo que leemos, algo nos alerta de que eso que nos están contando o no es verdad o está incompleto. Esto es lo que nos ocurrió en este caso que vamos a tratar.
Egea (Huesca) |
Tanto los vecinos de Campo y los alrededores, así como los familiares de Victorina, supieron desde el primer momento que ella había muerto ametrallada. Parece ser que los autores de esos tiros fueron un grupo de militares destacados en la zona para combatir a los maquis. Concretamente, cuando se produjo este hecho que estamos refiriendo, estaban en Aguascaldas. Contaron que le dieron el alto y ella no se enteró, así es que sospechando que estaba ocultando algo, le dispararon. Desde luego, las personas que conocen el terreno creen que es imposible oir nada en el punto donde falleció la maestra, si se dirigieron a ella desde donde estaban parapetados los militares, por mucho que gritaran.
Otras versiones apuntan a que los militares le dieron el alto y ella se puso a correr, así es que también se convirtió en sospechosa y la solución pasaba por lo mismo: dispararle.
También hay quien dice saber que aquellos soldados no estaban por la labor (vigilar la zona) cuando vieron a Victorina por aquél camino, sino más bien todo lo contrario, pues estaban muy alegres, por no decir otra cosa. Pero bueno, para no acusar sin pruebas, limitémonos al hecho conocido, aunque se intentó silenciar: una maestra murió por unos disparos de metralla. Seguramente ella, como nosotros, tampoco supo quién se los dio.
Otras versiones apuntan a que los militares le dieron el alto y ella se puso a correr, así es que también se convirtió en sospechosa y la solución pasaba por lo mismo: dispararle.
También hay quien dice saber que aquellos soldados no estaban por la labor (vigilar la zona) cuando vieron a Victorina por aquél camino, sino más bien todo lo contrario, pues estaban muy alegres, por no decir otra cosa. Pero bueno, para no acusar sin pruebas, limitémonos al hecho conocido, aunque se intentó silenciar: una maestra murió por unos disparos de metralla. Seguramente ella, como nosotros, tampoco supo quién se los dio.
(Fuente: Hemeroteca "Diario del Alto Aragón" y vecinos y familiares)
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