domingo, 5 de febrero de 2012

Oficio: cuchareros (2)




Hacer una cuchara


Antonio Castel nos explica en su libro "Campo", algunos aspectos técnicos del proceso de fabricación de cucharas, que ha conocido gracias a la información facilitada por D. Antonio Ballarín (de casa Plaza). Dice así:


"La madera de la elaboración de las cucharas era de dos clases: boj y haya. El corte de esta madera se hacía en los montes de Senz, Viú, Seira y Barbaruens; en Campo también se hacía algún corte en los montes de la Garona. Según recuerdo, a mi casa la traían troceada unas veces recién cortada, otras a medio cortar. En el primer caso se procedía a la elaboración inmediata en todas sus distintas etapas, a excepción de darles el brillo o bruñido. En el segundo, había que someterla, en una cubas o toneles apropiados, a un largo proceso de ablandamiento, a fin de que fuera más fácil trabajarla en sus primeras manos de preparación. Se fabricaban cucharas, tenedores y cucharones de las dos clases de madera ya citada. Las piezas de haya eran de elaboración más sencilla y constaban de menos etapas que las de boj.

Etapas: Las etapas que comprendía la elaboración de una cuchara o tenedor eran las siguientes: "Arrosar": Era el primer modelado de la cuchara para darle forma, se hacía por medio de una cuchilla que estaba colocada y unida por un extremo a una gran choca de madera. "Gubiar": Este trabajo era para darle la forma cóncava, para lo cual se sujetaba la cuchara o cucharón por el mango en una pequeña choca y con una maceta de madera se golpeaba la gubia. "Rautar": rautar o raspar mediante una raspa y luego pasar de cuchillo para afinar la parte convexa de la boca o parte delantera. "Acuar": Era para formar el mango mediante una cuchilla de forma curvada, que la sujetaban por dos extremos y luego la redondeaban con una raspa, especie de lima nada fina. Se afinaba el mango y cabeza mediante un cuchillo especial. "Gratuar": Afinar la parte cóncava con unas gratuas o pequeñas cuchillas algo curvadas, con largo mango. Limar: Para mejor alisar o afinar el mango de la cuchara o tenedor. Repasar: Quitar los roces de la lima con un cuchillo también apropiado. Todos estos trabajos dejaban las piezas casi terminadas, sólo faltaba darles color o blanqueo, en unas arcas de madera, donde se les encerraba previamente humedecidos y con unas brasas, en las que se ponía unas cuchadas de azufre. "Escatar": O darles brillo mediante unas pequeñas piezas de piel de gato marino disecada y, después, con unos huesos también secos y brillantes. Bruñir: Este trabajo era realizado por las mujeres. A los utensilos de boj se les hacía un filete o cordoncillo en la parte convexa de la cabeza o delantera.

Las cucharas se contabilizaban por "gruesas": cada gruesa constaba de doce docenas o sea de ciento cuarenta y cuatro unidades. Al venderlas se valoraban por gruesas, ésto para cucharas y tenedores, los cucharones iban por docenas. El producto elaborado se enviaba a Barcelona capital, Palma de Mallorca y otras ciudades de España. En Aragón a Huesca, Zaragoza, Calatayud, Barbastro, etc. También se enviaban a vendedores ambulantes, que se encargaban de distribuir la mercancía por distintos comercios. Se facturaban por ferrocarril, en cajas de madera.

Hacer una cuchara dependía de la habilidad del trabajador. Era un trabajo constante y muy laborioso. Para dejar terminada una gruesa (doce docenas) había que dedicar quince o más horas sin detenerse ni entretenerse mucho. Las de haya costaban menos tiempo, en ese periodo podían fabricarse catorce o quince docenas.

Por gruesas o docenas: las de boj se vendían de 20 a 25 pesetas por gruesa, es decir, a unas dos pesetas por docena; las de haya a 1.50 pesetas por docena. Los cucharones de boj de 18 a 20 pesetas por docena o a una peseta la unidad. Estos precios eran los que estaban vigentes antes de la guerra civil y solían variar según la época o temporada



Familias que trabajaban y vivían de las cucharas, según el estudio de Antonio Castel: Aguilá, Agustina, Carabinero, Catalana, Collada, Fidel, Filomena, José, Lestanco, Nestares, Pepé-Juan, Obispé, Plaza, Paco, Santorromán y los hermanos Miguel y Joaquín Sesé.

En el Censo Electoral de 1904, encontramos con la profesión de cucharero, los siguientes nombres: Antonio Ballarín Lacoma, 42 años, vive en c/ Nueva, nº 9; Joaquín Bertolín Calvera, de 61 años viviendo en la calle de la Iglesia; Miguel Blanch Masdexaxas, 75 años, vive en la c/ Plaza; Sebastián Blanch Peired, 30 años, c/ Nueva; Emilio Blanch Rabert, 34 años, Prior; José Blanch Serra, 63 años, c/ Nueva; José Castillón Prugente, 50 años, c/ Prior; Juan Mongay Cereza, 45 años, c/ Prior, nº 5; Cayetano Nestares Lanau, 40 años, vive en c/ de la Iglesia, nº 21; Antonio Sesé Cereza, 29 años, c/ Prior; José Sesé Cereza (Collada), 49 años, c/ Nueva, nº 2; José Sesé Cereza (Vilas), 44 años, Plaza Mayor, nº 14; Miguel Sesé Cereza, 33 años, c/ Nueva, nº 18; Francisco Solana Serena, 58 años, c/ Nueva nº 18; Constancio Solana Vilas, 25 años, c/ Nueva, nº 18. En el Censo Electoral de 1930, sólo encontramos a: José Blanch Galindo, de 72 años, c/ Nueva, nº 22; Fidel Blanch Sigués, 46 años, c/ la Iglesia, nº 17; Miguel Sesé Bagner, 80 años, Plaza, nº 9; José Sesé Cereza, 74 años, c/ Nueva, nº 30; Miguel Sesé Cereza, 61 años, c/ Nueva, nº 30; Manuel Sesé Cereza, 63 años, c/ Nueva, 18; Miguel Sesé Rivas, 46 años, c/ Plaza, nº 11.

(Fotos gentileza: Barbaruens (María Carmen Carrera); Feria de Artesanía de Campo, trabajos de artesanos de Viú (Angel Huguet); Cucharas y otros objetos miniatura, hechos por José Sesé Villegas (Maribel Sesé).


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