martes, 16 de noviembre de 2021

Una zarpadeta, una pizqueta...

y otras mediciones 

La zarpa es la mano de ciertos animales, que tiene la característica de que sus dedos no se pueden mover independientemente los unos de los otros, si no que están unidos. Dar un golpe con la zarpa, en español se dice zarpazo o zarpada.

Otro significado muy distinto tiene zarpadeta para nosotros. Digamos que  podríamos considerarla como una ·"medida de volúmen", aunque no muy exacta... Tampoco hacía falta mucha exactitud para el uso que se le daba, porque se utilizaba, más bien, como medida orientativa... Por poner un ejemplo, nadie iba a la tienda a comprar tres zarpadetas de farina, sino que se empleaba para aludir a cantidades pequeñas, teniendo una connotación de cariño. Por ejemplo:

- Ves a la Sra. María y dile si te puede dar dos zarpadetas de arroz, que he fecho curto... Ya l´en tornaré.

- María, dale a esta zagalona una zarpadeta de orellons, porque sa portau muy ben.

- La señora María, a todos los críos que pasaban por la tienda, les daba una zarpadeta de caramelos.

Para referirse a una cosa muy pequeña, material o inmaterial, también se usaba muchas veces otro término: pizca o pizqueta. No debemos caer en el error de pensar que pizca viene de pieza, sino que parece ser que deriva de pizcar (pellizcar). O sea, la traducción sería un "pellizco o pellizquito". 

- Cuando hierva la verdura, le añades una pizqueta de bicarbonato y se cocerá más verde.

- A ixa zagaleta le falta una pizqueta de gracia...

Ahora me viene a la cabeza una tontería, pero os la voy a contar. Pienso en el nombre de pizca o pizqueta que se le daba, en la época de "después de la guerra" a cada pieza de conejo, pollo, etc. que se sacaba guisado a la mesa.  Para mi que esa denominación era muy acertada, dado que se hacía referencia al tamaño. Solo hace falta recordar aquellas fuentes que llegaban a la mesa con trocitos diminutos de carne bañados en mucha salsa, que más que carne con salsa era salsa con carne.


Y, ya con este tema, y para hacerse una idea del tamaño de aquellos trozos, recuerdo que en casa de mis padres cada miembro de la familia tenía una
pizqueta asignada, determinada inexorablemente por la jerarquía familiar: mi padre y mi abuelo tenían la pierna del conejo (¿o pata?), mis hermanos Daniel y Fernando las espaldetas. Los demás, ¡sálvese quién pueda!

A mi me enchufaban la riñonada porque decían que me gustaba el riñón (no se de dónde salió tan peregrina idea), aunque, el día que me quejaba mucho, mi madre hacía aterrizar en mi plato una espaldeta, que mejor no saber de dónde había venido... aunque se sabía fácilmente viendo la cara del afectado por el cambio. Comíamos 8 ó 9 personas del pobre animal sacrificado, y aún aprovechaba mamá algunos trozos del descuartizado conejo, para  hacer el arroz de montaña con el que empezábamos la comida todos los domingos de mi infancia. El milagro del pan y el vino versión conejo.

Resumiendo, las pizquetas eran muy poquita cosa.  

 Y, siguiendo con las "medidas" y los adverbios de cantidad, recordamos algunas otras, como miaja, brenca, etc. que igual servían para decir algo que para decir nada...

- Dame una miaja (o una miajeta) de longaniza, solo pà tastala.

- Aquella moza no mos va gusta miaja.  

- Aquel día, non aveva una estapencia viva en la despensa, aunque la  teniban casi siempre a rebutir.

- No veniba por casa ni poco ni brenca.  

- Aquel zagal eba llargo como un samalandrán, ¡pero  muy curto de entendederas!

- Y aquel rato, se me va fe llargo como un día sin pan.

-  Mucho di que teniva muchos estudios, pero no teniba brenca conocimiento.

- Van llegá al baile a las 10 de la noche, pero non aveva guaire chén...

(Pido disculpas por mi ortografía en el habla de Campo).


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