lunes, 15 de agosto de 2011

Cosas de la Fiesta










De antes y de ahora




A nosotros nos pasa lo que le ha pasado a nuestra amiga Inma, que este año no hemos podido ir a la Fiesta de Campo, por eso nos resulta imposible ofreceros información y fotos de lo que allí se está viviendo (¡si hubiéramos encontrado algún colaborador para ayudarnos!). Bueno, dicen que la imaginación tiene alas, así es que nos ponemos a volar y procuramos hacernos una idea de lo que allí está pasando. Hoy, 15 de agosto, es el día más importante porque es la fiesta de nuestra Patrona y mañana, que va a ser el último día de la Fiesta, tendrá lugar la romería a San Blascut, la Pllega y el reparto de premios de las diferentes actividades que se han desarrollado durante estos días. Y, desde luego, lo que no faltará es el baile de la chinchana.
Y hablando de la chinchana, hemos leído con atención en el programa de festejos, la colaboración de Santiago Costa Miranda, en la que hace referencia a nuestro baile tradicional. Además de dar mucha información sobre el origen de esa música, su significación y demás, Santiago cuenta algunas anécdotas verdaderamente curiosas. Una de ellas dice así:

Antiguamente, no era fácil que la orquesta que llegaba a Campo el tercer día de la Fiesta, que solía ser distinta cada año, aprendiera en un rato la música de la chinchana, que se tiene que interpretar obligatoriamente al final de las fiestas. Como no había grabadoras para poder orientar un poco a la orquesta contratada, resulta que ésta tenía que interpretar una melodía que no habían oído en la vida y a veces no le pillaban bien el rítmo... A finales de los años setenta vino a actuar a Campo una orquesta "en la que tocaban algunos integrantes de la banda militar destinada a la capital altoaragonesa y que debían tener prisa por acabar su actuación, porque empezaron a tocarla (la chinchana) a una hora inusualmente temprana, cosechando una gran pitada del respetable, que tenía más ganas "de marcha". Siguieron tocando una media hora y volvieron a arrancarse con la chinchana, pero no cogían bien la tonada y al personal no le sonaba a su baile tradicional. Nueva pitada del respetable, y se ponen los músicos a interpretar el pasodoble con el que solían despedirse y dar por finalizada la sesión. Entonces, la bronca ya fue monumental, con la gente desatada que desde los dos extremos de la plaza confluía delante del tablero que estaba en medio, y los músicos recogiendo sus bártulos... Unos amenazaban con lanzar instrumentos y hasta la orquesta al río y otros defendían su profesionalidad, y se quejaban de los pitos recibidos. Tiene que intervenir la comisión y hasta el ayuntamiento, porque está claro que sin la chinchana ni se acaba la fiesta ni se mueven los músicos. Al final, reina el sentido común, se les explica cómo va la melodía y vuelven a intentarlo, esta vez ya con más acierto, y todos a bailar otra vez. Heridos en su amor propio, los músicos tocan y tocan, esperando en vano que se cansara el personal, que siguió bailado más de una hora para compensar el mal rato. Fue de los años que más duró y, a partir de entonces, se hizo constar en el contrato con las orquestas del último día, su obligación de tocar la chinchana al menos durante una hora". ¡Y la gente la baila durante todo ese tiempo!








(Fuente: Programa de las Fiestas, Ayuntamiento de Campo. Autor: Santiago Costa Miranda. Fotos: M. J. Fuster)



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