jueves, 29 de octubre de 2009

Todos los Santos y día de Difuntos





Recordar...










Antonio Castel Ballarín explica en su libro "Devociones y Actos Litúrgicos de Campo (Huesca), Tomo II", cómo se celebraba la festividad de Todos los Santos y el día de Difuntos en Campo.

Parece ser que tanto el día de Todos los Santos como el de Difuntos, 1 y 2 de noviembre, la campana de la Iglesia tocaba cada hora, durante el día y la noche. Era el llamado "toque de muertos", triste y solemne, con el que habitualmente se anunciaba que alguien había fallecido en el pueblo y su sonido llegaba incluso hasta algunos pueblos vecinos. El tañido persistente tenía como cometido recordar que había que rezar por los difuntos. El encargado de hacer sonar las campanas era el señor Antonio Mur Clavería (el zapatero), que cumplió la función de aguacil y campanero durante muchos años. Cuando él ya no estuvo, le sustituyó en esta labor el señor Joaquín Mur.

El día de Todos los Santos todo el pueblo acudía, y acude, al cementerio para recordar a los familiares y amigos que descansan allí y ofrecer una oración por ellos. Unos días antes ya se han ido a limpiar los nichos de la familia y a depositar unas flores.

El día 2, día de los Difuntos, se celebraban tres misas en la iglesia parroquial. La primera era rezada; después tenía lugar la "Misa de requiem", cantada por los hombres, que era muy bonita. Era bastante impresionante oirles entonar el "Dies irae, dies illa, Solvet saeclum in favílla: Teste David cum Sibylla...".



Cuando terminaba la misa cantada todavía se celebraba otra rezada, pero algunos feligreses se marchaban ya lo más discretamente posible, bien porque tenían algunas obligaciones que atender o porque consideraban que ya era suficiente devoción el haber asistido a dos misas seguidas.


(Para obtener más información sobre los cementerios visitar nuestra web de Campo)

(Fotos.- n° 1: Cipreses, A. Castel. n°2: Arreglando el cementerio, R. Fuster. n° 3: Frontal altar de Campo para funerales y día de Difuntos, A. Castel. Crisantemos: M. J. Fuster).



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