Desde la noche de los tiempos, en todas las comunidades rurales se fueron creando unas normas de convivencia necesarias para vivir juntos. Eran poca gente en un espacio muy limitado, obligados a verse y compaginar sus intereses los 365 días del año. Tenían que organizarse para protegerse de los de afuera y para poder atender las necesidades básicas del lugar. Así, por ejemplo, si volvemos la vista atrás vemos que en Campo una o algunas de las vecinas actuaban como comadronas en los partos; se constituyó una Cofradía para asistir a los vecinos que tenían dificultades de subsistencia o que fallecían, prestándoles los últimos auxilios y dándoles sepultura. Había trabajos comunales para limpiar las acequias y caminos. Entre todos apagaban los incendios que se producían y costeaban juntos los servicios de un médico, de un boticario, de maestros y maestras... Entre otras cosas.
Pero, además de atender a las obligaciones, lo que queremos resaltar ahora, es que también estaba bien asumido por los vecinos que era importante compartir entre ellos un tiempo de ocio y diversión. Para ayudar a vivir, que bastante dura era la vida.
Mi madre decía que cada mes trae una fiesta y, cuando empezaba el año, hacía el repaso. Más o menos era así:
Enero: Después de Año Nuevo y Reyes, con bailes incluidos, llegaban San Antón y San Sebastián, con sus procesiones, subastas, "lifaras" (con lo que se había comprado en la subasta). También en enero aprovechaban todas las casas de Campo (menos unas pocas) para matar el cerdo, que aparte de trabajo dejaba buenos momentos de comidas entre los hombres que habían trabajado y familiares, alegría de las mondongueras en las cocinas, los juegos de los niños con las aldiagas y las tabas.
Febrero: la Candelaria, el 2. El Carnaval, con bromas más o menos pesadas y la costumbre de mascarar a la gente... Ya a mitad del siglo pasado se instauró la fiesta de las mujeres, Santa Agueda, el 5 de febrero.
Marzo y Abril: Domingo de Ramos, Semana Santa, domingo de Resurrección. Procesiones, bailes, visitas a los "monumentos", el aleluya.
Junio: San Juan y San Pedro con fogatas, verbenas, y cenas entre vecinos (especialmente para San Juan).
Julio: Se iba al río a mojarse las piernas unos y otros pocos a bañarse. A buscar agua a las fuentes y a merendar, por las tardes. Y, después de cenar, a pasear buscando el fresco, o tomarlo con los vecinos, sentados en sillas y bancos en la calle, delante de sus casas.
Agosto: la Fiesta Mayor, unos días en que se echaba la casa por la ventana y se recibía en casa a amigos y parientes de otros lugares.
Septiembre: recogida de frutos. que es otra manera de disfrutar.
Octubre: La Feria de ganado. Cuando el pueblo rebosaba actividad mercantil, con compra venta de ganado y feriantes que venían a ofrecer sus productos.
Noviembre: No me acuerdo que pasaba este mes, a no ser el Día de Todos los Santos, que también había mucho movimiento de gente.
Diciembre: Navidad.
Para cada ocasión había sus pastas correspondientes: pastillos, crespillos, rosquillas, que las mujeres preparaban a veces en el horno del pueblo y otras en sus casas. Y la gente iba muy "pincha" a todos los actos religiosos, y al baile, y a tomar vermut, etc.
Las actividades religiosas eran una ocasión más para socializar un poco, y se bendecían velas, animales, casas y lugares de trabajo. Se celebraban los santos de todos los vecinos, Joaquín, Manolo, Pepe, Ramón, María, Pilar, y se rezaban rosarios en la iglesia, y se cantaba por las calles el Rosario de la Aurora.
No es cuestión de hacer pensar que Campo era un centro de diversión, tipo Las Vegas (mal comparado) pero la verdad es que se aprovechaba cualquier ocasión para disfrutar un poco de la compañía de los vecinos y pasarlo lo mejor posible. Afortunadamente, esa costumbre sigue.
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