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jueves, 15 de octubre de 2020

Una señora de Campo

 Doña Dorotea Boj Peired

Dama fin de siglo XIX. Foto F. Laureano.

Dorotea nació en Campo allá por el año 1866, en "Casa Elías".  Se casó con José María Aventín Rived y se fueron a vivir a Huesca, donde su marido destacó como gran emprendedor en el mundo de los negocios y promotor de actividades culturales. Quedó viuda el año 1909, viviendo tres de sus hijos, José María, Pedro y Elías. 

En "El Diario de Huesca" se nombra con frecuencia a Dorotea, bien sea señalando su presencia en acontecimientos sociales, o hasta informando de cuándo se puso enferma o la evolución de su enfermedad. Incluso hemos visto como Dorotea ha sido protagonista de un hecho bien curioso, por lo menos yo no lo había visto nunca: se  dedica toda la portada del periódico "El Diario de Huesca, a dar la noticia de su defunción. Ni con políticos, toreros famosos u otras figuras populares, hemos visto algo semejante. Recojamos alguna de las informaciones que ofreció la prensa sobre ella:

9-10-1926

- "Permaneció ayer breves horas en Huesca, visitando a su distinguida parienta, la respetable señora doña Dorotea Boj, viuda de Aventín, cuyo estado de salud ha mejorado y lo celebramos mucho, nuestro querido amigo de Zaragoza don Miguel Rived, ex gobernador de Granada".

27-10-1926

"Víctima de larga dolencia, soportada con cristiana resignación, falleció ayer en esta capital, a los sesenta años de edad, la distinguida y respetable señora doña Dorotea Boj y Peired, viuda de Aventín.

No por esperado, hace ya algún tiempo, tan funesto desenlace ha sido mensos sentida su muerte, ya que se trata de una dama que, modelo de madres de familia vivió siempre consagrada al amor de los suyos, a la práctica de las virtudes y a los cuidados y desvelos que traen consigo el culto al hogar y a la familia.

Perteneciente a familia de prestigio y arraigo en la provincia, de esmerada educación y ameno y afable trato, deja entre sus numerosas relaciones, imperecedero recuerdo de sus bondades y de su talento.

Educada en el ambiente de recogimiento y estímulo para el trabajo de la familia altoaragonesa, el cuidado de sus hijos y las atenciones de la casa, fueron durante toda su vida la guía de sus actos, y ello le valió siempre el respeto, la consideración y el cariño que gozaba entre todas las clases sociales.

Muy afectos y amigos muy antiguos de la familia Aventín, somos los primeros en asociarnos de todas veces a las unánimes manifestaciones de duelo que ha producido esa muerte, y así nos complacemos en hacerla expresiva desde estas columnas a sus apenados hijos José María, Pedro y Elías, hijas políticas doña Ernestina, Gómez y doña Mercedes Palá, hermanos doña Justa, don José (presbítero) y don Elías, hermana política doña Dolores Blanco, nietos, primos y demás apreciable familia de la finada".

29-10-1926

"Ayer se celebraron en la iglesia parroquial de San Pedro solemnes funerales por el alma de la distinguida y bondadosísima señora doña Dorotea Boj, viuda de Aventín.

A los nocturnos y misa de funeral cantada por la capilla de la Catedral, asistió un concurso numerosísimo, figurando en las filas del acompañamiento todas las representaciones sociales de Huesca.

De Zaragoza y otras capitales llegaron muchos amigos de los señores de Aventín, con el exclusivo objeto de asistir al entierro de la amantísimas madre de éstos.

Los obrero de la casa Aventín, la orquesta del Odeón y otras amistades, dedicaron como cariñoso recuerdo a la finada hermosas coronas de flores naturales.

La manifestación de ayer, por lo sentida y numerosa, debe de servir de consuelo para su inmensa desgracia a los señores de Aventín, nuestros queridísimos amigos.

A estos y demás familia reiteramos nuestro sentido pésame".







martes, 19 de octubre de 2010

Una dote...



de Chíapara Campo




No hace tantos años... Fue en 1926 cuando Juan Brunet, nacido en Seira, se casó en Chía en segundas nupcias con María Mora Fortuño. Hacía unos años que Juan se había instalado en Campo con su primera mujer, Constantina y allí nacieron dos de sus tres hijos, pues el mayor había nacido en Seira. Constantina murió a los 35 años de edad, el 28 de noviembre de 1925, después de haber dado a luz a una hija, Victoria (1-11-1925).
A Juan su familia le ayudó a encontrar una joven discreta y trabajadora, para que le ayudara a criar a los hijos, ya que era urgente que alguien atendiera a la niña recién nacida. María aceptó lo que de ella se esperaba y enseguida pidieron autorización al Obispado, para no tener que esperar la formalidad de las tres Dispensas. En el expediente, Juan aducía como razón primordial para querer casarse con tantas prisas, que los niños necesitaban el cuidado de una madre. Además, decía, tenía el negocio muy descuidado. Había abierto una pequeña tienda de comestibles y vinos y, a causa de las circunstancias familiares, no tenía tiempo para trabajar y no podía seguir así...
En la casa de la novia, en Chía, le preparon la dote a María e hicieron una relación de todo lo que se le daba, para que el novio firmara el correspondiente recibo. Leyendo esta lista se puede ver cuál era la ropa más usual en los hogares de nuestros pueblos durante aquellos años de principios de siglo XX y, también, cuál era el atuendo que llevaban las mujeres. Le dieron:

"Un colchón, una funda, un almohadón, dos sábanas, una manta, una cubierta, ocho camisas, cuatro camisetas, una chambra, cuatro pares enaguas, un refajo, cuatro pares "pantalones", cuatro vestidos de lana, uno de algodón, seis pares de medias, un abrigo, dos toallas, un mantel, media docena servilletas, un corsé, dos pares de zapatos, un manto, dos mantillas, un cofre y dentro con dinero 1000 pesetas, que es lo prometido".
No estaba mal la dote de María, comparándola con lo que, seguramente, descubrió en su nuevo hogar... En la casa de su marido, en Campo, más que sábanas y manteles encontró mucho trabajo y grandes responsabilidades.

(Agradecemos a J. V. y María Luisa Mur, que nos hayan hecho llegar el documento de la dote.
Fotos de: M. J. Mur, M. J. Fuster, Jose Murciano).