... hoy ya no lo es. Y al revés.
Alguna vez hemos comentado, la prevención que mostraban nuestros antepasados hacia la fruta. Bien fuera porque consumían sólo la que se producía localmente y no se dejaba madurar en el árbol por temor a que se la comieran los pájaros o los vecinos, o bien fuera por otras causas que desconocemos, la fruta fresca brillaba por su ausencia en nuestras mesas.
Hoy no me resisto a transcribir el artículo aparecido el 25 de octubre de 1918 en "El Diario de Huesca", que trata de este tema:
"LAS FRUTAS. De un estudio hecho por un insigne profesor francés acerca de la composición y valor nutritivo de las frutas más comunes, se deducen las siguientes conclusiones que conceptuamos de gran interés.
La uva es alimento sano, agradable y bastante nutritivo, su importancia se ha exagerado hasta el punto de llamarla leche vegetal.
En algunos países (Alemania y Estados Unidos) es de moda la cura de uvas, habiéndose fundado establecimientos dedicados exclusivamente a esta clase de curas.
Las enfermedades que suelen sacar más provecho de este tratamiento son las dispepsias, la anemia, la neurosis y la tisis.
La uva negra es más tóxica que la uva blanca: esta puede contener ciertos aromas, como se puede constatar en el moscatel, es irritante para el estómago y los intestinos. Lo que hace preciosa a la uva es un elevado contenido de azúcar mejor conocido con el nombre de glucosa, que da fuerza y agilidad a los músculos, preferentemente respiratorios y así resulta de gran valor en los tísicos y enfermos del pecho.
Tiene también la propiedad de producir grasa, y está indicada para las personas que quieren engordar.
Otra fruta muy recomendable es la manzana, que tiene reputación de ser muy rica en fosfatos y por esto está recomendada a todas las personas que trabajan mucho de inteligencia y hacen muy escaso ejercicio.
Es la fruta más sana, higiénica y nutritiva de cuantas se conocen.
Compuesta de fibra vegetal, albúmina, azúcar, goma, clorofila, ácidos sálico y málico, cal, agua y fosfatos, constituye un alimento de gran importancia, digerible en ochenta y cinco minutos y grato al paladar.
En la antigüedad era considerado como el mejor manjar predilecto para rejuvenecer y reconstituir el organismo.
Con el zumo de esta fruta y agua se hace un licor medicinal en algún caso contraindicado.
Conviene mucho este manjar a las personas sedentarias, porque limpia el hígado y da visibilidad al sistema nervioso.
La costumbre inglesa de comer carne de cerdo con salsa de manzana, tiene una explicación muy lógica: aquella es de difícil digestión, y ésta favorece el hacerla.
Ordinariamente las frutas constituyen un plato sabroso en nuestra comida, sin embargo, ciertas frutas demasiado ácidas pueden ser dañinas a la digestión, porque alteran las proporciones de ácido del jugo gástrico.
Las naranjas pertenecen a las frutas más ricas en ácido y por consiguiente deben comerse con ciertas precauciones. Ya la experiencia popular enseña los daños de la naranja con aquél refrán: "La naranja por la mañana es oro, al mediodía plata y por la noche mata".
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