Colaboración de Ramón Auset Abad
Las primeras noticias de apicultura en Campo las oí en el rincón de la calle de la Iglesia, frente a casa Toña, donde había un banco en donde solían reunirse los vecinos a tomar el sol y hacer tertulia.
El Sr. Rafael, que vivía allí enfrente, era aficionado a la apicultura y tenía colmenas, él explicaba que los sistemas para recoger los enjambres eran muchos y muy diversos y yo tomaba muy buena nota de todo lo que él decía.
Contaba que en Avellana había una balsa pequeña donde en verano iban las abejas a beber y, sentándose al lado, él seguía con la vista la dirección a donde se dirigían, así, siguiéndolas podía encontrar el tobón (Nido) de abejas. Entonces cortaba el árbol donde se situaban y poniendo el arna (colmena) encima del agujero conseguía extraer el referido tobón ó enjambre y pasarlo al arna.
Tambíen explicaba que en invierno les llevaba las pieles de manzanas y peras para que sorbieran los azúcares, ya que el azúcar era muy caro.
En Campo había muchas casas que tenían abejas (arnas) de cañas, que eran unos cestos hechos de mimbre entrelazados como si fueran tubos y por dentro y por fuera los cubrían de una masa hecha de ceniza y excrementos de vaca, y por delante y detrás ponían piedras planas con agujeros de aproximadamente diez milímetros en la parte delantera, para que pudieran entrar las abejas. La miel la sacaban siempre por la parte trasera extrayendo los panales que contenían sólo miel, la producción era muy pequeña porque al extraer los panales las abejas al año siguiente debían hacer nuevos panales y para hacer un kilo de cera las abejas necesitan consumir ocho o diez kilos de miel.
Las abejas tienen en su información genética un horror al humo, pensemos que son más viejas que el hombre en la Tierra y casi siempre han hecho sus nidos en huecos de árboles y, después de millones de años y de muchos incendios sucedidos, han heredado esa información genética: cuando huelen a humo automáticamente se hartan de miel para poder construir el nido en otro lugar. Debido a esta costumbre de las abejas los apicultores antes de tocar las colmenas les dan humo, porque al estar hartas de miel no se pueden doblar para hincar el aguijón. (Antiguamente lo hacían con una sartén vieja quemando sacos de yute o bien hojas de pino, y soplando para que el humo de la sartén entrara dentro del arna), actualmente ya hay ahumadores que con los mismos ingredientes para producir humo soplan el mismo dentro del arna.
Las casas de Campo que tenían arnas antiguas de cañas y mimbres eran:
Casa Rafel en el Piná de Peralta
Casa Ancheleta en el Forcallo
Casa Casero en el Rialgo
Casa Llazro en el Tosquizo
Casa la Catalana en el Mollá
Casa Pedrotorres en San Miguel
No recuerdo ninguna más.
Posteriormente algunos apicultores de Campo se modernizaron, alguno, como Toño Llazro debido a que trabajaba en la sierra de Fuster, empezó a cambiar el sistema por tablas, haciéndolas rectangulares.
Casa Ancheleta en el Forcallo
Casa Casero en el Rialgo
Casa Llazro en el Tosquizo
Casa la Catalana en el Mollá
Casa Pedrotorres en San Miguel
No recuerdo ninguna más.
Posteriormente algunos apicultores de Campo se modernizaron, alguno, como Toño Llazro debido a que trabajaba en la sierra de Fuster, empezó a cambiar el sistema por tablas, haciéndolas rectangulares.
Más adelante Pedrotorres cambió radicalmente el sistema por colmenas de más producción tipo Layens, estas colmenas podían producir algunos años diez kilos de miel.
A partir de los años ochenta, Ramón Auset y en el Tosquizo empieza una producción de miel con colmenas Dadan, un sistema mucho más productivo de 20 a 25 kilos por colmena y con una particularidad muy importante, que la miel de estas colmenas es mucho más pura que la de la colmena Layens debido a que la colmena Dadan tiene un cuerpo de cría y un alza – la reina queda recluida en el cuerpo de abajo mediante un excluidor de reina y arriba sólo hay miel , por este motivo al extraer la miel mediante el extractor centrífugo en la colmena Dadan solo se extrae miel; en cambio en la colmena Layens, al estar los huevos y las pupas junto con la miel en el extractor se mezclan, con un resultado de una miel de poca calidad.
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