domingo, 25 de mayo de 2025

Novela por entregas-8. SIN TÍTULO

(Para no dar pistas)


Capítulo 8

Un árbol genealógico


Me preparé un tomate, acompañado de atún de lata, porque pensé que debía comer algo. Aún tomé de postre un yogur y, después de recoger la cocina, me marché a mi habitación. Tenía allí instalado el ordenador y, antes de ponerme a dormir, quise mirar el correo, a ver si había alguna novedad. Y ¡no me lo podía creer! lo que vi me sobrepasaba. Tenía un mensaje de Claudine que me decía:

“Chère Teresa, notre ami Victor viens de m’envoyer l’arbre généalogique de Tony. J’espère que cela vous sera utile dans vos recherches”

FAMILIA de los MUR

 LÍNEA MATERNA de ANTONIO LEMONIER MUR (1) (Tony, el muerto)

 La Cardelina (Huesca) 


EUSEBIO MUR y MARÍA ABADÍA

 ______________________________________________________________ 

Pilar                                Carmen                          PEDRO  (6) 

     x:                                    x:                                   x: Pau, 1940 

Francisco Martín                 ___________            JOAQUINA CARRERA (7)

___________                               _________________________________

Lola       Carmen                            Mariana (3)          Teresa           Brigitte

                           x: Antoine Lemonier (2) 

           _____________

                   Tony Lemonier Mur (1)



ANTONIO LEMONIER MUR  (Tony, el muerto), nacido el 9 de mayo de 1973, hijo de Antoine Lemonier (Línea francesa) y de MARIANA MUR CARRERA. Esta MARIANA MUR CARRERA (la madre de Tony) había nacido en Pau, el 4 de octubre 1941, era hija de PEDRO MUR ABADIA  y de JOAQUINA CARRERA.

PEDRO MUR ABADIA, el abuelo materno de Tony, nació en la Cardelina, hijo de Eusebio y de María, como se ha visto en el árbol. Poco después de que terminara la guerra, Pedro se marchó de España y se fue a vivir a Francia. Allí conoció a Joaquina Carrera, aragonesa también, y se casaron en el año 1940, quedándose a vivir en Pau. El padre de Pedro Mur, Eusebio, murió al poco de marcharse su hijo a Francia. Entonces quedaron en el pueblo dos hermanas de Pedro con su madre. La mayor de ellas, Pilar, se casó con Paquito, un agricultor de La Cardelina y se quedó a vivir allí, pero la pequeña, Carmen, contrajo matrimonio con un guardia civil, un tal Martín, y en cuanto pudieron se marcharon a vivir a Huesca. No tuvieron descendencia.

Pedro Mur y Joaquina Carrera  tuvieron tres hijas: Mariana (la madre de Tony), Teresa y Brigitte. Por los años 60, Joaquina Carrera quiso regresar al pueblo de su marido para hacerse cargo del patrimonio familiar que habían heredado allí, (no mucha cosa) por parte de su marido. Pero Pedro no quiso marcharse de Pau y su hija Mariana, la madre de Tony, tampoco. Así es que la familia se dividió, pues Joaquina volvió a España con sus dos hijas menores, mientras que la mayor, Mariana, se quedó en Pau con su padre y, posteriormente contrajo matrimonio con Antoine Lemonier.

Hay que señalar que la relación de Pedro Mur con la familia que quedó en el pueblo, se fue enfriando con el paso de los años. De hecho, éste había estado siempre un poco dolido con sus hermanas, especialmente con Pilar, que se había quedado con casi toda la hacienda familiar, y nunca le había hecho llegar ni una peseta de lo que daban sus tierras. Al fín y al cabo, pensaba Pedro, la hacienda aún era suya. Las hermanas, por su parte, estaban un poco recelosas del “francés”, sobre todo Pilar, que siempre decía que no sabía para quién trabajaban tanto ella como su marido, porque igual llegaba un día en que se quedaban sin nada, ya que no tenían los papeles arreglados. El mismo distanciamiento se produjo después con Mariana Carrera y las hijas pequeñas que regresaron a la Cardelina, debido a que, pasados unos años de estar en Pau solo con su hija Mariana, el entabló una nueva relación con otra mujer. Pedro, en su testamento, trató de poner las cosas en su sitio, para evitar mayores problemas en la familia y aclarar la situación.

Pero, bueno, lo que importa para nuestra historia es que, Tony, una de las víctimas, tenía familia en el entorno, allí al lado, en la Cardelina, así es que alguna de las personas del pueblo habría oído durante esos días hablar de él y, sin embargo, nadie se había pronunciado ni dicho nada, ni en público ni en privado (se hubiera sabido también). ¿A quién le interesaba quedar al margen de lo ocurrido y permanecer en el anonimato?

De repente, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Sin que yo pudiera controlar el pensamiento, algo dentro de mi encendía todas las alarmas: Pedro, Pedro, es un nombre común, pero actualmente, no tanto…

Pensé que si no le contaba estos pormenores genealógicos a alguien, no podría descansar aquella noche, así es que llamé a Joaquín y, atropelladamente, le di nombres y fechas. Entre que el tema de apellidos era un poco lioso y que él tenía el aparato de televisión a toda potencia, me dio la impresión de que no se enteraba de nada. Quedamos en que ya miraríamos los datos juntos al día siguiente. Me metí en la cama, abrí la página de los pasatiempos y me dormí.

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