(para no dar pistas).
Capítulo 1
UN HALLAZGO INESPERADO
Mayo 2016
En mi casa, una de las más pequeñas de la urbanización “La Sierra”, muy cerca de Huesca, ocurrieron unos hechos siniestros precisamente mientras yo no estaba. Quiero contaros cómo descubrí lo que había pasado allí durante mi ausencia, y cómo me involucré y me involucraron en esta historia. Narraré cómo se sucedieron los acontecimientos desde el primer momento, porque todavía tengo el recuerdo vivo. Probablemente no seré objetiva, ni lo pretendo, ya que lo único que quiero es dar mi versión de los hechos, tal como yo los viví. Y, para mí, la historia comienza en este momento:
Un policía llamó a la puerta de casa. Cuando abrí me preguntó escuetamente:
- ¿Es Vd. la señora Teresa Fuster Lamora?
- Sí, la misma.
- Vd. es la que nos ha llamado por teléfono… (dijo con aire distraído, mirando por todas partes).
- Sí, he sido yo -asentí.
- ¿Dice que ha encontrado cuatro muertos en su casa? -preguntó incrédulo
- Sí señor -respondí.
- ¿Cuándo?
- Pues dos anoche, y dos ahora, hace poco rato -le dije.
- Cuénteme. Cuénteme cómo ha sido -dijo sacando una libreta en la que no escribió ni una palabra.
- Pues anoche llegué de un viaje, y estaba cansadísima. Metí el coche en el garaje y justo al bajar y recoger mis bultos, vi en una esquina, lo que me parecieron dos esqueletos. Me di tal susto que salí corriendo de allí pegando un portazo, eso sí, volví sobre mis pasos para cerrar con cerrojo la puerta del garaje.
-. ¿No se le ocurrió llamar a la policía para advertir de lo que había encontrado o ver si se podía socorrer a esas personas? - me preguntó.
- ¿Socorrer? Pues si ya le he dicho que eran esqueletos. Por eso pensé que no era tan urgente avisar a nadie, además yo estaba muy cansada y necesitaba dormir.
- ¿Había bebido Vd. mucho o había tomado alguna sustancia especial? -volvió a preguntarme sin demasiado interés.
- No señor, no suelo beber y no he probado en mi vida ninguna “sustancia especial” -le contesté.
El policía, al final, se dignó mirarme fijamente. Mil hipótesis debía formular su cabeza, basadas en casos vividos, conocidos, estudiados, pero aún no se daba cuenta de que se encontraba ante un asunto distinto. No lo digo como mérito personal, que conste, pero es que yo misma me daba cuenta de que estábamos ante una situación muy rara.
- Veamos. A ver si he entendido bien -dijo con parsimonia el poli -Vd. llegó de un viaje, vio los esqueletos, cerró la puerta del garaje y se fue a dormir.
- Sí, señor, porque con todo aquél jaleo no me apeteció cenar nada.
- Ya. Y ¿hasta cuándo ha dormido? -preguntó el poli.
- Pues justamente hasta hace una hora, bueno, aproximadamente. Eran las 8 y algo cuando me he despertado. Como tenía mucho trabajo por hacer, he recogido mi ropa y he ido al cuarto de la plancha, donde tengo la lavadora, para hacer un lavado. Bueno, pues no he podido ni entrar, porque lo primero que he visto ha sido a otros dos muertos. Estos estaban más frescos, más enteros quiero decir, pero se veían muertos. Entonces, enseguida les he llamado a Vdes.
- Sí, para decir que tenía cuatro muertos en casa.
- Sí, señor, exacto.
- ¿Cuánto tiempo ha estado de viaje?
- Cuatro días. La verdad es que pensaba estar más, pero tenía ganas de volver a casa -le expliqué. -He ido a Barcelona al bautizo de un sobrino, bueno, del hijo de un sobrino. No sé si se dice tía abuela…
- No tiene importancia -interrumpió el agente- ¿Alguien más tiene la llave de su casa? -Me preguntó, mientras se podía apreciar que se estaba poniendo muy nervioso, sin que yo supiera por qué.
- Sí. Le he dado unas copias a un sobrino, por si pierdo las mías. Al encargado de la urbanización, por si tiene que entrar para algo cuando yo no estoy… A la chica de la limpieza también, porque ahora viene a las 8 de la mañana y hay días que no me apetece levantarme tan pronto para abrirle la puerta y…
- Déjelo, déjelo - me interrumpió el poli - vamos, que Vd. ha repartido las llaves a varias personas.
- Tampoco es eso… - rebatí yo- Repartir repartir no es la palabra.
- Bien, tendrá que acompañarme a la comisaría -ordenó el agente.
- ¿Puedo desayunar un momento? Como anoche no cené…
- No señora, no tenemos tiempo para esperar a que Vd. desayune, puede coger algo para comer en el trayecto. -Contestó muy poco amable.
- ¿Y a Vd. no le apetecería tomar un cafetito ahora?
- Vamos, señora, vamos, que no hay tiempo.
ATENCIÓN: Queda expresamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, o de cualquiera de sus contenidos, sin el permiso expreso por escrito de MªJosé Fuster Brunet.
Asimismo, queda totalmente prohibida la copia, reproducción. adaptación, modificación, distribución, comercialización, comunicación pública y/o cualquier otra acción que comporte una infracción de la normativa vigente español/a y/o internacionales en materia de propiedad intelectual y/o industrial, así como el uso de los contenidos de la presente obra, si no es con la previa autorización expresa y por escrito de María José Fuster Brunet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario