y las campanillas del Rosario de la Aurora

Justamente, aquella noche de Reyes, que era sábado, me puse enferma. Con el frío que hacía en aquella casa (como en todas las de Campo, sin calefacción ninguna) mis padres decidieron que me fuera a dormir a su cama, así me vigilaban sin tener que levantarse todo el rato. Su habitación daba a la calle de la Iglesia.
Estaba medio dormida, cuando, ya amaneciendo, oí unas campanillas a lo lejos. Le dije a mi padre que oía cascabeles, y papá me dijo, casi textualmente:
- Son las campanillas que llevan los Reyes Magos, para avisar que ya están repartiendo los juguetes ¿las oyes? se van acercando.... Tienes que cerrar los ojos, como si estuvieras muy dormida, porque si se dan cuenta que hay niños despiertos, igual pasan de largo. Sí, ya se acercan, están en esta calle... duerme...

Solo bastante tiempo después, supe que los sábados, como era aquél 5 de enero, cuando sale el Rosario de la Aurora de madrugada por las calles de Campo, se hacen sonar unas campanillas que, a veces, parecen cascabeles.
Que bonita es la inocencia, muy bonita historia.
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