Esperando que aparezcan los primeros colores de la primavera, recordaremos los del otoño pasado con las imágenes que nos envió Hugo Soria, de la excursión que hizo con sus amigos el 20 de octubre del 2020.
sábado, 27 de febrero de 2021
jueves, 25 de febrero de 2021
1921
Un año difícil de olvidar
Este no fue un año precisamente tranquilo en España. Reinando Alfonso XIII, uno de los acontecimientos más impactantes, ocurrió el 8 de marzo, y fue el asesinato a tiros del Presidente del Gobierno, Eduardo Dato. El conservador Antonio Maura ocupó meses después el cargo hasta el año siguiente, 1922, en el que se celebraron elecciones. Otro de los hechos que también convulsionaron a la sociedad española aquél año, fue el conocido Desastre de Annual en Marruecos, acaecido entre el 22 de julio y el 9 de agosto.
Al contrario de lo que acontecía en el resto del territorio nacional, parece ser que en nuestro pueblo la vida discurría sin grandes acontecimientos, a juzgar por lo poco que aparece en la prensa de la provincia. La sola preocupación que se percibe en algunos escritos, es la necesidad de encontrar el sustento diario ¡que ya es!
"El Diario de Huesca", 18 de abril. Esquela funeraria de don Manuel Lloréns Galindo.
Las dos hermanas viajaban todos los veranos a Campo, donde pasaban sus largas vacaciones, "acontecimiento" del que se informaba puntualmente en el "Diario del Alto Aragón". Manuel las acompañaba con frecuencia, y justo antes de fallecer, pasó varios meses en nuestro pueblo, probablemente en un intento de restablecer su salud.
Manuel tuvo una gran amistad con Ramón Acín, el famoso intelectual, pintor y político oscense. El artista fotografió a Manuel en diferentes ocasiones y dibujó varias caricaturas suyas.
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"El Diario de Huesca" 2 de junio. Sucesos.-
"Joven arrollado por un automóvil.- La benemérita de Campo da cuenta a este Gobierno civil de haber sido arrollado y muerto instantáneamente por el automóvil de servicio público de la empresa Leridana Benasquesa, entre Graus y Benasque, el joven de Sahún Jesús Gairín Delmás, de trece años.
El triste suceso ocurrió en el kilómetro 20 de la carretera de Barbastro a la frontera, cuando el infeliz muchacho pretendió entregar una carta al conductor estando el auto en marcha. El chófer ha quedado detenido en Graus"
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En la villa de Campo, a siete de Noviembre de mil novecientos veintiuno, reunidos los Sres. del Ayuntamiento, juntamente al Sr. Presidente de Montes, acordaron lo siguiente:
Ponen en conocimiento de la Sociedad Catalana de Gas y Electricidad que obran en nuestro poder las autorizaciones de los vecinos de esta localidad que se hace mención para instalar los postes y tendidos que sean necesarios para la conducción de la fuerza concedida por la citada sociedad a esta villa.
Los nombres de los que han firmado el contrato se expresaran a continuación. D. Joaquín Porté, D. Antonio Sierra, Don Joaquín Morancho, Don Manuel Pallaruelo, Don Ignacio Lanau, Don José Laencuentra, Don José Galindo, Don Antonio Ariño, Don Elías Boj.
No lo han firmado los Sres. siguientes: Don José Altemir, Don Pedro Aventín, Don Joaquín Sillés y Don Antonio Mur. No obstante han concedido sus permisos a esta Corporación para instalar los postes y tendidos siempre que se haga el menor daño, por cuanto se puede proceder a plantar dicha línea y respondemos por los que firman a todo cuanto pudiera ocurrir.
Y para que así conste firmamos y sellamos la presente con la fecha que encabeza este acta".
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viernes, 19 de febrero de 2021
1905
viernes, 12 de febrero de 2021
lunes, 8 de febrero de 2021
Bien compartido
¿Se puede esconder un monte?
Foto gentileza de www.aragonincoming.com
En el año 1854 las Cortes Constituyentes españolas empezaron a dictar las medidas oportunas para que pasaran a propiedad particular la mayoría de los bienes que estaban en poder de manos muertas, porque los políticos de entonces, de principios económicos liberales, consideraban que las tierras amortizadas quedaban al margen del comercio y se sustraían a todo tipo de tributación. Se pensaba que privatizando los montes éstos estarían más cuidados y se aprovecharían mejor. El mismo Jovellanos decía “tengan los dueños el libre y absoluto aprovechamiento de las maderas y la nación logrará muchos y buenos montes”.
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De los montes desamortizados en 1855, les correspondió a los municipios el 80% del producto de la venta, que recibieron en títulos de Deuda Pública. En otros casos, fueron los mismos vecinos de cada Ayuntamiento agrupados en “Sociedades” o “Comunidades de Montes” quienes se hicieron con la propiedad de los mismos. De todos modos, muchos de los pueblos altoaragoneses consiguieron escapar de dicha obligación de venta pues, a pesar de haber salido sus montes a subasta nadie presentó una oferta de compra, constituyendo esos montes sin vender el núcleo más importante de los montes de “Libre Disposición de los Ayuntamientos”, que actualmente están incluidos en la categoría de “Montes de Utilidad Pública”. Algunos de los pueblos que consiguieron conservar sus montes fueron: Campo, que tenía la Garona; Morillo de Liena Tisonera; Yali que pertenecía a Foradada y Viú, etc.
A principios del siglo XX los políticos regeneracionistas tomaron conciencia del problema que suponía la deforestación y su influencia nefasta en la erosión del suelo y de las consecuencias que ello conllevaba, como inundaciones, etc. Destacó en esta campaña de mentalización nuestro Joaquín Costa, que insistió una y otra vez en este punto. Se llevaron a cabo entonces las primeras repoblaciones forestales, especialmente en las cabeceras de las cuencas de los ríos.
El control de las autoridades forestales sobre todo el terreno que era de su competencia no cejaba. Los ayuntamientos “propietarios” a veces querían despistar algún monte de un control tan férreo con el fin de actuar sobre él más libremente, pero no era tarea fácil, por no decir imposible. Vemos, por ejemplo, el expediente del Distrito Forestal de Huesca, que lleva el título “Investigación del monte oculto Cajicar, La Cuarta y Las Planas”, y en el que está implicado el pueblo de Campo. El 29 de diciembre de 1924 el ingeniero Jefe de la Jefatura de Montes enviaba una carta al alcalde constitucional de Campo en la que le decía:
Joaquín Costa |
“Teniendo noticias de que en ese término municipal existe un terreno denominado “Cajicar, Lacuarta y las Planas” que aprovechan los vecinos de Campo, sin sujeción a Plan alguno, se servirá V. remitir a esta Jefatura con toda urgencia certificación de los datos con que figura amillarado aquel terreno, expresando los límites, cabida aproximada, actual poseedor, nombre del que satisface la contribución, etc. etc. para determinar si procede incoar el expediente de inclusión en el Catálogo de los públicos, caso de reunir las condiciones que las disposiciones vigentes señalan para este objeto”.
Como el alcalde no contestó a esta requisitoria, el 10 de marzo del mismo año se le volvió a enviar otra comunicación, advirtiéndole que si no contestaba en el plazo de 25 días se le exigirían “responsabilidades correspondientes a su morosidad y abandono”.
Así las cosas, el alcalde de Campo envió un informe (¡el 15 de abril!) explicando que el monte Cajigar figuraba amillarado a nombre de “Antonio Lacoma y Socios” y los terrenos “Las Cuartas” y “Las Planas” eran partidas de monte enclavadas en el llamado Cajigar. Efectivamente, el monte Cajigar había sido escriturado a favor de Francisco Lacoma Vidaller en el Registro de la Propiedad de Boltaña, el 20 de marzo de 1873.
El Ingeniero Jefe no quedó demasiado convencido porque, con fecha 27 de abril del mismo año, le dirigió a un subalterno un escrito en el que decía que: “cuando por otros servicios tenga que visitar el término de Campo, practicará Vd. un reconocimiento sobre los terrenos denominados Cajicar, La Cuasta y Las Planas, que según antecedentes que tiene esta Jefatura constituyen un monte oculto de unas 500 hectáreas de terreno pobladas de pino y quejigo..”.
Finalmente, todo se arregló y, en el informe final que facilitó la Jefatura Forestal, el 16 de octubre de 1925, se concluía en el último Considerando que:
“Considerando que el art. 5° del Estatuto Municipal vigente ha derogado las leyes desamortizadoras, en cuanto a los bienes de los Municipios.
Esta Jefatura acuerda que no ha lugar a la clasificación como de utilidad pública de los referidos terrenos y recomendar al Ayuntamiento de Campo, incluya en su Inventario de sus bienes patrimoniales mandado formar por el art. 22 del Reglamento de Hacienda Municipal, las superficies de aquellos cuya propiedad no se acredite debidamente por particulares, y ejerza todas las acciones necesarias para conservar sus derechos sobre los mismos con arreglo a los artículos 4 y 191 del Estatuto Municipal”.
Los vecinos de Campo supieron, pues, conservar sus derechos, convirtiendo los bienes de común del municipio en propiedad de todos ellos gracias a la creación de una sociedad. Cabe recordar, en este sentido, que en el contrato que “Catalana de Gas y Electricidad S. A.”, suscribió con los vecinos de nuestro pueblo, se confirma cuál era la naturaleza de esa propiedad:
“Los indicados vecinos de Campo, propietarios pro-indiviso de los montes llamados Avellana, El Rincón, La Garona, Aguasalenz y El Cajigar, cada uno solamente por los derechos que tienen y pueden corresponderles en los referidos montes, ceden a y en favor de la indicada Sociedad los terrenos que de dichas fincas haya ocupado y necesite ocupar en lo sucesivo con motivo de la construcción de presas, canales, casas de máquinas, líneas eléctricas y demás obras necesarias para la construcción de los Saltos de El Run, Argoné y Campo, o que a ellas afecten para su explotación y la de los demás que construya, por el tiempo que la repetida Sociedad necesite ocuparlos”.
jueves, 4 de febrero de 2021
Dificil de tragar
Caldo para los recién casados
Un plato de no muy buen gusto para muchos
Era una antigua costumbre en muchos
pueblos de Aragón y también en el resto de España: llevarles a los novios la noche de su boda, o posteriormente, cuando regresaban de viaje de novios, una taza de caldo,
pretexto para que los jóvenes del lugar se divirtieran un rato a costa suya. En
algunas localidades en vez de llevarles caldo les servían una taza de
chocolate. Y, aunque la recién estrenada pareja se hubiera pasado muy bien sin
tanta solicitud, no había cerrojos ni llaves que pudiera evitarles esa temida
visita nocturna.
En Campo, el “llevar el caldo” a los recién casados ha sido una costumbre muy arraigada que ha llegado prácticamente hasta nuestros días. Aunque su “escenificación” sufrió alguna transformación con el paso del tiempo, la naturaleza y espíritu de la fiesta parece ser que no experimentó ningún cambio desde su origen.
¿En qué consistía ese rito del
caldo? Ocurría que después de celebrarse la boda en el pueblo, y como los
recién casados no solían marcharse de viaje de novios, los amigos hacían
preparar un caldo, muchas veces con las gallinas que robaban en casa de la
propia novia. Entrada la noche y cuando menos lo esperaban los desposados, se
presentaban en su habitación los solícitos amigos para ofrecerles, en medio de
bromas de más o menos gusto (más bien malo), una tacita de caldo para reponerse.
El que los recién casados marcharan de viaje de novios o se fueran los primeros
días a dormir a casa de algún amigo o conocido, no conseguía para nada hacer
olvidar a sus paisanos la cita pendiente.
Esta broma pesada se toleraba con
admirable resignación por todos los jóvenes del lugar. De hecho, normalmente el
caldo se llevaba cuando se casaba un chico del pueblo, que se suponía que ya
sabía de qué iba el asunto ya que él mismo habría asistido y contribuido a
muchas otras ceremonias de ese tipo. Es decir, una especie de justicia de hoy
me toca aguantarme a mí, porque ayer te tocó a ti.
Vemos a través del texto que el
Obispo de Lérida suscribió en el siglo XVIII, en una visita a Morillo de Liena,
hasta qué punto la Iglesia se preocupaba por el cariz que iban tomando las
bromas que se hacían al llevar el caldo. No sé si en Murillo se hizo caso a
esta disposición, ni si en Campo se hizo alguna llamada de atención de este
estilo, lo cierto es que, como hemos dicho, se practicó hasta hace bien poco.
Este es el texto en cuestión:
Murillo de Liena. Visita de
Monseñor Gregorio Galindo, Obispo de Lérida.
“Por quanto con mucho dolor
nuestro avemos entendido que en este lugar muchos jóvenes y otras personas de
poco juicio y temor de Dios Nuestro Señor, con grave perjuicio de sus almas y
escándalo de los fieles acostumbran llevar a la cama la colación o caldo de gallina
a los desposados o recién casados, la primera noche.
Deseando quitar tan abominable
costumbre y evitar los muchos pecados que de ella se siguen, ya por las
palabras torpes que dizen, ya por las acciones deshonestas y provocativas que
practican,
Mandamos a todas y qualesquiere
personas de qualquier estado y condición que sean bajo la pena de excomunión
mayor “lata sententiae ipso facto incurrenda”, que en adelante no lleven a
las recién casados a la cama la dicha colazión o caldo en dicha primera noche
ni en otras, ni vayan, y si alguno hiciese lo contrario mandamos al Rector lo
ponga en tablillas y nos de aviso.
El seis de octubre del año 1751”.